Los Susurros de un Comienzo
Fénix yacía en la oscuridad, sumida en un sueño intrincado donde los recuerdos se entrelazaban con la nebulosa de lo onírico. Sus difuntos padres, etéreos y distantes, aparecían a la distancia borrosos, como si fueran a desaparecer con solo un suspiro. Entre susurros de los recuerdos lejanos, la voz de su madre resonó con gran calidez, dulzura y melancolía.
- Nos vemos Fénix, quiero que seas feliz.
Un golpe de emociones la arrebato de su sueño, las lágrimas resbalaban por su rostro mientras despertaba en la inmensa penumbra de la madrugada. Una rápida ojeada al reloj que apenas marcaban las cinco, dos horas antes de que su agotador día laboral comenzara. Afuera, el rugido de una tormenta batía con fuerza contra las ventanas, su estrepitoso estruendo se mezclaba junto con los sollozos de la joven Fénix.
Se incorporo de la cama, con su respiración aún entrecortada por la conmoción del sueño, y tomó la libreta que reposaba en su mesita de noche, donde cada sueño estaba ilustrado y detallado. Con su pulso tembloroso comenzó a escribir e ilustrar lo poco que recordaba de aquello, lo mas detallado que pudo, capturando los ecos fugaces del sueño antes de que se desvanecieran en la bruma de la memoria.
El aroma del café recién colado comenzó a flotar por toda la casa mientras Fénix se terminaba de despertar, decidida por afrontar la jornada que se le avecinaba. Se preparó rápidamente, aun sintiendo el nudo en su garganta al recordar las palabras que resonaban constantemente en su cabeza. ¿Qué significaba aquel mensaje?
A medida que se vestía, la monstruosa tormenta que azotaba la ciudad parecía tomar calma de su furia, aquellos truenos que antes aterraban se iban desvaneciendo gradualmente en el horizonte. Era hora de dirigirse al local que compartía con sus padres adoptivos, un pequeño rincón acogedor que siempre había sido su lugar preferido para refugiarse, "El Rincón Oscuro" una pequeña cafetería media escondida entre la inmensidad de otras construcciones.
Con el corazón aun cargado de la pesadez de aquel sueño y el misterio de las palabras maternas, Fénix se encamino hacia el nuevo día que despuntaba.
El día se desplegaba con parsimonia, pesado y cargado de reflexiones que se aferraban a la mente de Fénix. En la cafetería, las horas parecían dilatarse mientras atendía a los clientes, con su mirada perdida en el ir y venir de las personas. Sus padres atentos ante su ánimo sombrío, se le acercaron con inquietud.
- ¿Cariño, estas bien? - Pregunto su madre con preocupación – Pareces distraída hoy.
Fénix asintió con un suspiro forzado.
- Solo fue una noche un poco complicada...
Intentó excusarse sin querer revelar los detalles, pero su madre al parecer lo sabia sin necesidad de contarle.
- Otra vez pesadillas con tus padres? Sabes que puedes contar con nosotros cielo, no tienes que hacer eso tú sola...
- Recuerda cariño, que pronto comenzará tu primer semestre en la Universidad – Intervino su padre, tratando de cambiar el foco de sus pensamientos- ¿Ya tienes todo listo para empezar?
La mención de la Universidad avivó un destello de entusiasmo en los ojos de Fénix. Asintió con determinación, agradeciendo el oportuno cambio de tema.
- Sí, estoy lista. Comienzan mañana las clases – y una pequeña sonrisa forzada fue junto con su respuesta.
Decidida a dejar atrás las preocupaciones, Fénix despidió a sus padres tras terminar su hora laboral.
El sol estaba en lo mas alto de la ciudad de Liubliana, sus rayos iluminaban la ciudad mientras Fénix se apresuraba por las calles rumbo a las tiendas. El aire fresco se mezclaba con el olor a comida y café que flotaba en el ambiente, animando sus pasos mientras se sumergía en la lista de útiles que necesitaba. Libros para estudiar y también ya que estaba comprar algunos para leer en su tiempo libre, cuadernos, bolígrafos, lapices tanto para la Uni como para ella poder seguir dibujando; cada artículo que era seleccionado se convertía en un símbolo del comienzo de una nueva etapa.
Los escaparates de las tiendas brillaban con la variedad de suministros escolares, y Fénix se tomó su tiempo eligiendo cada elemento. Las páginas de los libros parecían susurrar promesas de conocimiento y nuevo descubrimiento, mientras los cuadernos ofrecían como lienzos en blanco para escribir las nuevas historias que le aguardaban.
La emoción y los nervios se entrelazaban en su corazón mientras avanzaba por la calles adoquinadas de Liubliana, absorbida por la anticipación del día siguiente. Los recuerdos de su sueño inquietante aún flotaban por su mente, pero la expectativa del nuevo comienzo en la universidad abrumaba cualquier otra preocupación.
Al regresar a la casa, el aroma familiar de la cocina la recibió. Sus padres ya habían llegado y estaban preparando la cena , y al verla llegar cargada de bolsas sonrieron con complicidad.
- Entonces, ¿ahora si todo listo para mañana? - pregunto su padre quien tenia en una de sus manos una cuchara de madera con un poco de salsa de tomate resbalando por el mango.
Fénix asintió con entusiasmo.
- Sí pa, todo listo, estoy tan emocionada por comenzar ya!
- No te olvides lo que dijo hoy tu padre cariño, es un nuevo capítulo de tu vida, estamos seguros de que te ira de maravillas- Agrego su madre saliendo de la nevera con una mirada de orgullo.
Tras la cena Fénix se sumergió en la organización de sus nuevos útiles para el día siguiente, meticulosamente clasificándolos en su mochila. Cada elemento adquirido parecía cargar consigo una esperanza renovada, una promesa de un futuro el cual ella misma estaba forjando poco a poco cumpliendo cada meta y sueño que se había propuesto en algún momento de su adolescencia.
Los pocos rayos de luz del atardecer ya se desvanecían lentamente en el horizonte, bañando la ciudad en unos hermosos tonos dorados, naranjas y azules. El atardecer era particularmente silencioso y sereno, dejaba una sensación de calma efímera antes de lo que se avecinaba al día siguiente.
Fénix se encontraba en su habitación hojeando los libros que había comprado, devorando los primeros capítulos con avidez, como si quisiera adelantarse al conocimiento que se avecinaba.
Tras leer un buen rato y el reloj marcando apenas las 10 de la noche, el cielo cubierto con un gran manto de estrellas, Fénix tomo su cámara y le saco foto al cielo algo que hacia casi todos los días, al menos los que se acordaba, luego con un paso lento atravesando su habitación fue al escritorio donde descansaba su laptop y su libreta de dibujo, tomo la libreta y comenzó a ilustrar lo que ella llamaba sus propios sentimientos en forma de personas, objetos e incluso lugares o paisajes. Se había centrado tanto en sus dibujos que no tomo en cuenta la hora que era, marcando casi las 12 am, maldijo por lo bajo cerrando abruptamente su libreta y casi que corriendo a su armario para buscar la ropa que se pondría al día siguiente, sacando ropa interior también y buscando su pijama por algún sitio de la cama. Corrió hasta el baño para darse una ducha y así poder relajar la tensión que se iba acumulando poco a poco, al terminar volvió a su habitación y se dejo caer sobre la cama, antes de cualquier cosa coloco su alarma, no quería llegar tarde su primer día, para luego sumergirse en un sueño profundo e inquietante, la mezcla de emociones y expectativas estaban a flor de piel, mientras la Universidad de Liubliana aguardaba al otro lado de la ciudad, lista para recibir el nuevo semestre y a sus nuevos estudiantes al alba.

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Entre Tres: Amor en Disputa
Ficção AdolescenteEn el corazón vibrante de Liubliana, entre sus calles empedradas y la elegante serenidad de sus paisajes urbanos, se despliega un embrollo emocional que abraza a tres jóvenes en un torbellino de pasión y decisiones cruciales. Dimitry y Demian, gemel...