❄único. ๋࣭ ⭑

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A través de la ventana del tren se podían notar los pequeños copos de nieve cayendo delicadamente, uniéndose al gran manto blanco que yacía y cubría por completo la ciudad.

JungKook estaba sentado mirando el paisaje pasar borrosamente debido a la velocidad del tren mientras tarareaba la canción que salía por sus audífonos. Un tapaboca y un sombrero tipo pescador ayudaban a que no reconocieran su rostro.

Era la primera vez que JungKook regresaba a Busan después de seis largos años.

El pelinegro había decidido dejar su hogar para ir en busca de sus sueños de ser actor.

No lo iba a negar, había sido difícil dejar su casa atrás. Siempre había sido un chico muy hogareño, y salir del cascarón para irse a la gran capital del país para perseguir una carrera tan complicada como la actoral había sido un cambio brusco.

Sus padres se habían mostrado completamente reacios a la idea en un principio, pero al final cedieron, siempre priorizando la felicidad de su único hijo.

Por supuesto, no fue nada fácil al inicio. Muchas puertas cerradas en su cara y audiciones echadas a perder hasta que por fin consiguió su primer rol. Por supuesto, fue pequeño, pero así fue subiendo poco a poco hasta tener papeles secundarios.

Y ahora, seis años después de haber comenzado, podía decir con orgullo que era un actor reconocido y respetado en toda Corea del Sur. Siendo protagonista de dos películas, tres dramas, el cuarto en emisión en ese momento. Tenía todo lo que alguna vez siempre quiso. Estaba en la cima de su carrera.

Pero, de la misma forma, la cima se sentía algo... solitaria.

Entre más brillante la luz, más grande la sombra, ¿no?

JungKook sabía lo que todo el mundo siempre decía sobre el reconocimiento y la fama, mas vivirlo en carne propia era sofocante.

Tan solo necesitaba... tiempo. Alejarse de todo eso. De las cámaras, de las celebridades, de su fama. Quería tan solo ser de nuevo ese niño de Busan con sueños igual de grandes que su corazón.

Además, extrañaba a sus padres, a pesar de que estos lo visitaran en Seúl. Los tres se veían y pasaban tiempo juntos, pero no tanto como a JungKook le gustaría. Y aunque sus padres siempre le decían que lo entendían, que no se preocupara, JungKook sentía que debía compensarles por todo lo que hacían por él.

No sabía por qué había estado evitando volver a su hogar si les echaba tanto de menos.

Agarró su mochila y su maleta antes de bajar del tren cuando este por fin llegó a su destino. JungKook acomodó el tapaboca en su rostro y desbloqueó su celular para llamar a su madre y avisarle que ya estaba en la estación.

¿JungKook, corazón?

—Hola, mamá. ¿Qué tal?

¡Cariño! ¿Qué sucede? —Se escuchaban lo que parecían sartenes chocar entre sí—. ¿Ya llegaste?

—Hm, sí, mamá. ¿Ya tú y papá están cerca? —JungKook miró alrededor tratando de divisarlos entre la multitud.

Oh, JungKook. No podremos ir a buscarte. Estoy algo atrasada con el almuerzo que estoy preparando y tu padre aún no regresa del trabajo. —Antes de que JungKook pudiese abrir la boca para preguntar qué iba a hacer entonces, su madre volvió a hablar—. ¡Pero no te preocupes! Un amigo nos hará el favor. Estoy segura de que lo recuerdas.

A JungKook ni siquiera le dio tiempo de decirle a su madre que seguramente no recordaría a quien sea que hubiese mandado a buscarlo, cuando su vista se topó con alguien que definitivamente reconoció.

'tis the damn season : jinkooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora