8. Días de sol

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Una silueta encapuchada observaba aquella escena atentamente, escuchando al rubio maldecir.

-eres un maldito bastardo infeliz- se quejaba - no me hagas esto- continuaba sorbiendo su nariz y derramado lágrimas

-no te vayas- pidió recargándose en su pecho mientras tomaba su mano -yo...te amo, maldita sea, te amo tanto- confesó sintiendo su corazón estrujarse

Un humo de color rosa hizo a la rosa volver a su estado normal, devolviéndole sus pétalos, y no solo esto, pues el humo llegó hasta donde se situaba la trágica escena envolviendo al semialbino sin que el rubio se percatara de ello hasta que el cuerpo de este comenzó a flotar.

Katsuki miró confundido lo que pasaba, principalmente cuando poco a poco las facciones de la bestia eran reemplazadas facciones humanas.

Sus garras se convirtieron en manos y sus patas en pies, al igual que aquel pelaje se volvió una cabellera de dos colores, la cual le sentaba bien a aquellos ojos heterocromos y perfil perfecto.

Miró por unos segundos a aquel chico aterrizar en el piso, y se le quedó mirando unos cuantos segundos.

-no pensé que tuvieras la capacidad de llorar- se burló acercándose al perplejo Omega

-pero qué- fué interrumpido

-soy yo, Shoto- explicó antes que nada

-pero...¿Cómo?- seguía sin entender que pasaba

-tú dijiste que me amabas...realmente lo haces...entonces rompiste el hechizo- respondió sonriendo

Las mejillas de Katsuki se pintaron de un rojo intenso y su ceño se frunció.

-claro que no dije tal tontería- negó cruzándose los brazos

-entiendo, no es como que estuvieses llorando por mi segundos antes, claro que no- dijo sarcásticamente en respuesta al rubio

-¡Eres un...!- estaba por golpear la cabeza del más alto pero este detuvo su mano y se acercó a su rostro plantandole un beso rápido.

-yo sé que te encanto- añadió sonriendo orgullosamente tomando desprevenido al contrario -y también te amo- pronunció antes de ser tomado de la camiseta rasgada.

Esta vez fué Katsuki quien lo acercó a él para besarlo, Todoroki tenía razón, de verdad que esa bestia, hombre, principe o lo que sea que fuera le encantaba.

A partir de aquel beso la magia se empezó a propagar reconstruyendo poco a poco el castillo hasta entrar a este y por supuesto alcanzar a los sirvientes.

El primero en volver a su forma fué el pequeño banquito que en realidad era un perrito, el cual ladró contento moviendo su colita.

Le siguieron Iida y Sero quienes al verse de nuevo se abrazaron instantáneamente son contener su felicidad.

Mina rodó un poco mientras volvía a su forma humana, asomando finalmente su cabeza del vestido que llevaba.

Sero corrió en su dirección para ayudarle a levantarse y besarla instantáneamente, por fin podían tenerse mutuamente entre sus brazos.

El sol salió, al igual que Aizawa y la pequeña Eri, quienes resbalaron de la mesa, cayendo por las escaleras exteriores en la charola en la que se encontraban anteriormente, encontrándose con present mic al levantarse.

-¡papi Hizashi!- saludó la pequeña lanzándose al hombre rubio que lloraba por el encuentro de emociones al recuperar sus recuerdos

Besó la frente de la pequeña y después la mejilla de su esposo que ya no era una tetera.

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⏰ Última actualización: Jan 09 ⏰

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La bestia y ¿¡la rubia explosiva!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora