Kakashi x Naruto

Capitulo 1

"N-Naruto..."

El jounin jadeó, apretando con más fuerza al hermoso joven tendido debajo de él mientras sus caderas se sacudían por última vez, derramando su semilla profundamente dentro del calor felizmente apretado de su amante.

Apenas logró evitar colapsar completamente sobre el joven, que estaba jadeando pesadamente, apenas descendiendo de su propio orgasmo inducido.

El cabello plateado rozó una mejilla con bigotes mientras el mayor de los dos se inclinaba y acariciaba el sensible cuello del rubio con un gruñido salvaje, inhalando posesivamente su aroma como si fuera la última vez. Mío. Kakashi mordió ligeramente la tierna carne, provocando un gemido de su alumno. Oh, cómo deseaba poder marcar su propio territorio. Eso era el niño... su territorio y el de nadie más. Sólo el de Kakashi. Como le gustaba creer al menos por un tiempo... pero por mucho que deseaba poder marcar y reclamar a este niño como suyo para que todos lo supieran . Saber que la rubia era suya , no podía. No, a menos que no quisiera volver a ver al niño nunca más.

"¿Sensei?"

Kakashi no levantó la cabeza ante el tono interrogativo, en lugar de eso continuó con sus atenciones, tarareando para que su amante supiera que había sido reconocido.

Hubo una pausa vacilante, llenando la atmósfera a su alrededor con algo pesado, algo no dicho. Frunciendo el ceño, Kakashi levantó la cabeza para mirar al chico a los ojos; sus asombrosos ojos azul cielo que brillaban incluso dentro de la limitada luz de la pequeña habitación. Su joven kitsune se sonrojó y desvió la mirada ante la intensidad de la mirada que el hombre le dirigía a él, y sólo a él. Como si Naruto fuera lo único que existía en este tiempo y espacio, como si Naruto fuera el mundo de Kakashi. Y Naruto era el mundo de Kakashi. Es su mundo.

Los cuerpos del dúo se estremecieron uno contra el otro cuando el hombre de cabello plateado cerró los ojos y salió del rubio, su propio semen se filtró sobre las sábanas debajo de Naruto. Suspirando, cambió su peso para poder tomar la cara del chico ligeramente, incitándolo a mirar a Kakashi a los ojos en lugar de por encima del hombro.

"Te amo Naruto."

El aliento se quedó atrapado en el pecho de Naruto ante la simple confesión.

"Yo también te amo sensei..." El rubio suspiró profundamente, contemplando si debía decir el resto de lo que tenía en mente.

Kakashi pareció sentir la lucha interna de Naruto, por lo que esperó pacientemente a que el rubio le contara lo que le preocupaba. Después de lo que pareció una eternidad, movió su cuerpo contra el que estaba inmovilizado debajo de él, recordándole a su alumno que, de hecho, todavía estaba aquí, sin apartar nunca su mirada del más joven de los dos.

Naruto volvió a mirar a Kakashi, una vez más arrastrado de regreso a la realidad. Centrándose en un par de orbes que no coinciden.

"Es solo que... bueno, cada vez que hacemos esto... es como..." Hizo una mueca, tratando de poner en palabras lo que pensaba. Nunca fue bueno con las palabras. "Es como si fuera la última vez, siempre actúas como si fuera la última vez entre nosotros... yo solo, me preocupa un poco ¿sabes? Que te vayas, que estés pensando en dejarme y No quiero que me dejes, nunca podría vivir sin ti, no después de todo...yo solo..." El rubio podía sentir el familiar escozor de las lágrimas picando en sus ojos. "Nunca podría volver a ser como era antes de todo esto... y a veces pienso que eso es lo que quieres, que lo estás contemplando cada vez que estamos juntos. Entendería por qué lo harías, yo Quiero decir que podría entenderlo completamente porque soy tu alumno, de mi edad, porque-"

Las divagaciones del rubio fueron interrumpidas por un par de suaves labios contra los suyos. No pudo evitar suspirar ante el dichoso contacto, relajando visiblemente su postura previamente rígida contra el conocido Ninja Copia; su propio sensei... su amante.

Kakashi terminó el beso primero, inclinándose hacia atrás lo suficiente para mirar una vez más al chico. Deseaba tanto que las cosas pudieran dejarse como estaban. Que las cosas podrían ser diferentes. Que ellos dos podrían simplemente ser ... Que los dejaran vivir su vida juntos, que los aceptaran, lo cual sabía que no era una posibilidad. Kakashi deseaba tanto, pero no tenía sentido desear, soñar despierto, porque las cosas nunca volverían a ser lo mismo. Lo sabía, y sabía que si decidía lo que le parecía correcto en lugar de lo que era necesario , entonces destruiría y destrozaría su mundo y el de Naruto. Lo que estaba a punto de hacer sería por la felicidad de Naruto, para que su alumno siguiera adelante con su vida como si nada de esto hubiera sucedido. Y realmente rompería lo que quedaba del corazón de Kakashi. Naruto era el último rayo de sol que le quedaba en la vida y estaba seguro de que lo iba a perder. Estaba seguro.

"Naruto, debes saber que siempre te amaré, sin importar lo que pase entre nosotros, sin importar en qué situación nos encontremos en el futuro. Siempre te amaré y nada cambiará eso. "

Secó las lágrimas que corrían por las mejillas de Naruto antes de cerrar los ojos y presionar su frente contra los chicos. Ninguno de los dos habló por lo que pareció una eternidad, simplemente disfrutando de la compañía del otro y de Kakashi, deleitándose en la intimidad de lo que sería la última vez con la persona que era más preciada para él.

Finalmente se separaron cuando Kakashi sintió que estaba listo para hacer lo que sería el mayor arrepentimiento de su vida. Alejándose, se encontró con los ojos de Naruto por última vez como amantes y de mala gana activó su Sharingan. Antes de que el rubio supiera lo que lo había golpeado, se desmayó y cayó casi sin vida sobre el colchón.

Kakashi contuvo las lágrimas que amenazaban con derramarse mientras miraba a su alumno. Eso era todo lo que Naruto sería ahora... sólo su alumno. Había borrado todos los recuerdos del chico, encerrándolos de forma segura en algún lugar profundo de lo más recóndito de su mente, de lo que solía haber entre ellos. No quedaría ni un solo recuerdo íntimo, la única persona que conocería su historia sería Kakashi. Y tenía razón; Realmente destrozó su corazón en un millón de pedazos.

Continuara