Lucidez de un lunes

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Ya en carroza habría de hurtar en la mañana
una nómina que apenas resultase pensada,
en mis sueños nunca vi algo así; la lucidez acercándose a mí.

En un lunes cualquiera le vi.
Ahora quisiera escribir unos versos tan solo para mí.

Fuiste poesía, amor, que un día no venías.
El deleite de tu recuerdo excitaba a la alma ya mía,
quisiese haber tenido tu cuerpo tan tuyo,
dejar de ser aquel amante que buscaría amor en la soledad,
donde apenas alumbrase la luz de la noche,
y la luz de ojos tan tuyos, solo tuyos.

Fuiste poesía, mi amor, aquella noche.
Exorcizase mis demonios, agarrándome, sanándome.
Fuiste poesía, quisiera dejar esta llaga de ensueño,
dejar de decir que fuiste poesía, mi amor, pero no puedo.
Porque la poesía que fueras tú, ninguna puta me daría,
porque siempre serás mi poesía.

Fuiste poesía, amor, cuando resalte nuestros vívidos recuerdos,
fuiste poesía, como te clavaba, como te clavaba
cientos de rosas que habría de combinar contigo,
habría bermejos por ahí, por allá, de mis brazos: sáltase.

Fuiste poesía hoy día, en que dejo esto,
esta poesía para ti, mi vida.
Hoy, acompañaré tu visita, porque no fue daño mayor
el que dañar tus sentimientos, fuiste poesía hoy,
pero tan así estás, distante.
Yacente estarías en tu silla, inmóvil,
no puedo más con mi llanto y que nadie sepa de mi sufrir.

Fuiste poesía

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