dos.

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Desperté en cuanto sonó mi alarma, no con tanto ánimo porque no había podido descansar anoche y todo gracias a la llamada completamente inesperada.
Me giré para querer encontrarme con Emilio pero noté que ya no estaba a mi lado.
Me levanté de la cama y salí de nuestra habitación, me desconcertó no escuchar ningún ruido en el baño.
Seguí caminando por el pasillo hasta llegar a la cocina donde se encontraba mi novio.

Estaba en la cocina preparando el desayuno. Me senté en una de las sillas y me dediqué en observarlo. Se dió cuenta que ya me había despertado y me saludó con una gran sonrisa.

— Buenos días preciosa.— me dió un beso.

— Buenos días amor.— le respondí.— Te despertaste temprano.

— Quería sorprenderte con el desayuno para antes de que fueras a la universidad.

— Eres el mejor.

— Ya lo sé, ya lo sé.— contestó.

Continuó cocinando, yo seguía admirándolo. Llevaba puesta una camiseta negra sin mangas y un short del mismo color. Mi vista no se apartaba de sus brazos que se encontraban bien definidos gracias a los trabajos de gym que hacía en el club, este chico me tenía babeando por él.

— Sabes que una foto te duraría más.— expresó.

Giró a verme. Mis mejillas estaban rojas tras su mirada que me mataba.

— Dudo mucho que una fotografía le haga justicia a lo que mis ojos ven.

— ¿Y a tus ojos le gustan lo que ven?.— preguntó acercándose a mí.

— Si, definitivamente si.

Me dió un beso.

Ambos desayunamos. Una vez que terminamos, comencé a arreglarme para mí clase. Emi me llevaría a la universidad, se estacionó frente a ella y antes de que bajara del auto me recordó que no podría recogerme en la tarde porque tenía entrenamiento con el equipo.

— Avísame cuando salgas amor, por favor, y también cuando llegues a la casa.

— Lo haré Emi, quédate tranquilo y concentrado en tu entrenamiento.— respondí.— Además lo más probable es que esperé a Aarón para irnos juntos.

— Eso estaría bastante bien. De todos modos avísame mi niña.

Asentí.

Le dí un beso para despedirme y bajar del auto. Me adentré en la universidad, caminaba por el pasillo mientras le escribía a mi mejor amiga.
Karla aún no llegaba. Decidí irme al salón de clases, donde había un grupo de chicas conversando entre ellas.
Me coloqué mis audífonos y comencé a reproducir mi playlist.

Al poco rato llegó Karla toda apresurada, me contó que se atrasó porque su celular se había descargado y no escuchó su alarma. De no haber sido por mi hermano no había llegado a la clase.

La clase fue como cualquier otra, aunque si mucho mejor que la de ayer. Al terminar, Karla y nos quedamos un rato en una de las mesitas para esperar a Aarón a qué saliera de su clase.
Mi mejor amiga aprovechó ese momento para comer algo, ya que no lo había hecho. Mientras lo hacía, hablábamos sobre el partido del sábado.

— Oye Regi, ¿crees que Emi me pueda conseguir un boleto para ir al estadio?.— me preguntó.— La verdad tengo muchas ganas de ir pero mi papá tiene que ir de viaje.

𝗖𝗿𝗲𝗼 𝗲𝗻 𝘁𝗶 / 𝗘𝗺𝗶𝗹𝗶𝗼 𝗟𝗮𝗿𝗮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora