—¿Te atreves a golpear a mi amigo junto con tu panda de inútiles?
Esas palabras habían salido de mi boca justo después de abalanzarme sobre un par de idiotas. Estaba intentando comenzar bien mi mañana hasta que, aquel día en la universidad, me llegó la noticia apresurada de que una manada de rinocerontes se atrevieron a agredir a uno de mis amigos. No permitiría que eso sucediera en mi ausencia, y no cabía duda de que, cuando llegué al enfrentamiento, se trataba de nada más ni nada menos que de él: Lee HeeSeung. Aquel imbécil alborotador con su séquito de ingenieros salvajes.
HeeSeung se quejó en el suelo de la fuerte patada que le di en el pecho, sus amigos estaban dispuestos a pelear en cualquier momento, y HeeSeung logró volver a levantarse como si nada para quedar de frente a mí, con aquella mirada furibunda que chocaba hostilmente con la mía.
—Hasta que apareces, Shim JaeYun —clamó él con una mueca en los labios, provocando en mí una gran molestia.
—No tienes el derecho de llamarme de esa manera, ¿oíste? —alcé la voz y lo señalé amenazante, y había escuchado apenas un bufido de sus labios.
—Si vienes a molestarte, entonces hazte cargo de tu amiguito, él empezó primero.
—Qué escusa tan barata, Lee —le dije, mirando de reojo a toda su manada y a SungHoon, quien terminó en este lío con los amigos de HeeSeung —. Se nota que tú y tus amigos no saben hacer otra cosa más que usar los puños, y para colmo, enfrentarse a uno solo entre muchos.
HeeSeung soltó una risita indiferente mientras fruncía los labios, mirándome fijamente de manera maliciosa. —Tu discurso a otro lado, tu amigo se cree tan valiente como para enfrentarse a todos nosotros él solo, y ahora no puede soportar, ¿o es que acaso les gusta jugar al papi y al hijito como para necesitar siempre de ti?
—¡Malnacido, cierra esa puta boca!
SungHoon, que se mantuvo en medio de los dos con la respiración agitada y los puños apretados, se desató de la ira provocada por las palabras de HeeSeung, y no tardó en arremeter contra él para propinarle un golpe en la cara con los puños. De ese modo, volvió a iniciar una vez más una pelea de las muchas que hubo que ya perdí la cuenta.
HeeSeung y yo nos habíamos agarrado a golpes, un puño limpio en su mejilla con la única intención de quitarle aquella expresión burlona que llevaba consigo cada vez que lo veía, y mis amigos y los suyos participaron junto a nosotros. Armando una guerra de Troya, como si no estuviéramos en la universidad, arriesgándonos a ser expulsados.
En realidad, hubo peleas menos discretas entre nosotros de años atrás, y no estoy a gusto con ello. Si bien HeeSeung y yo tenemos la misma edad y llevamos estudiando en los mismos lugares desde siempre, somos como el agua y el aceite, el día y la noche. Nunca logramos congeniar ni una sola vez, y todo tiene una explicación.
Ni siquiera había nacido cuando mis padres me prohibieron hablar o siquiera mirar de cerca al hijo de los Lee, nuestros vecinos de al lado. Para mi desgracia, aquel era HeeSeung, mi madre me decía que no había nadie más arrogante que él y que los Lee no conocían de buena educación ni de modales. Ellos estaban celosos de que mis padres prosperaran y tuvieran éxito en su negocio y, por lo tanto, abrieron uno ellos también. De esa manera, comenzaron a arrebatarles clientes y hasta empleados, haciendo que el negocio de mis padres estuvieran a punto de quebrar. Para suerte de mi papá, tenía contactos que tenían el interés de ayudarlo a que su negocio saliera a flote, y así, lograr una vez más superar a los Lee.
Por eso, las diferencias entre nuestras familias nunca habían acabado, y por consecuencia, HeeSeung y yo terminamos siendo enemigos. Desde que éramos niños, en el colegio, HeeSeung lograba superar cada día mi paciencia para soportarlo, sabiendo que todavía tenía que encontrármelo de regreso a casa. Detestaba andar por mi habitación y ver su estúpida cara desde el otro lado de la ventana, porque su habitación quedaba justo al lado de la mía. De ese modo, me apresuraba a cerrar las cortinas para evitarme otro desaire más.
Ahora que pasaron otros cuantos años más, y ya me había vuelto un adulto, no tenía las mismas ganas de agarrarme a las patadas con él como cuando éramos niños, había superado con creces que él fuera el más popular de los dos, incluso si mi madre quería que lo superara en cada cosa. Aún no lo soportaba y me molestaba verle la cara, todavía más cuando se atrevían sus estúpidos amigos acercarse a los míos, en mi campus, como si tuvieran el derecho de hacerlo. Pero después de tantos años, me había preguntado si en algún punto de mi vida eso se acabaría.
—¡Oigan, ustedes! ¡Deténganse!
Antes de que pudiera darle otro puñetazo a uno de los amigos de HeeSeung, el guardia de seguridad apareció corriendo hacia nosotros. Un segundo después de escucharlo, todos nos separamos y empezamos a correr con la mayor velocidad, logrando perder de vista al corpulento hombre. Cada uno de nosotros fue por su lado del campus, HeeSeung y sus amigos se perdieron del otro lado y yo seguí mis pasos con SungHoon y los demás hasta la cafetería que me encontraba esa mañana.
—Maldita sea, SungHoon —dije con dificultad, me faltaba el aire y me encontraba aún más agitado después de la corrida. Me sostuve en mis rodillas e intenté recuperar el aliento, así como SungHoon también lo hacía.
—No te enfades conmigo —replicó con cierto tono apenado.
—¿Cómo no? Si vas tú y haces que esos bobos se metan contigo —endurecí mi voz y recuperé la compostura —. Ya te he dicho que no andes de chismoso por allá.
SungHoon se irguió también y me miró con el ceño fruncido, respirando entrecortado. —No fue culpa mía, una de las chicas de su área se acercó para hablar conmigo. Yo qué voy a saber que supuestamente era novia de uno de ellos.
Ante su explicación, negué con la cabeza y me regresé al asiento que había dejado después de haberme ido a socorrerlo. Mis cosas seguían en su sitio y yo procuré mantener la calma antes de regresar a mis palabras.
—Sea como sea, mantén tus narices fuera de sus asuntos, si ves a alguien con el mismo uniforme que ellos, aléjate lo más que puedas. ¿Me oyes? —le apunté con el dedo como modo de advertencia y le miré seriamente.
SungHoon rodó los ojos y se sentó en la punta de la mesa con desgana. —Como sea... Ya estás sonando raro, ¿desde cuándo tienes tanta precaución con ellos?
Su pregunta era notoriamente de curiosidad y yo proseguí ordenando mis cosas que quedaron dispersas sobre la mesa
—Desde ahora, ¿o acaso se te olvida las veces que fuimos suspendidos? —le cuestioné mientras seguía con lo mío, y le eché una única mirada severa.
SungHoon soltó un profundo suspiro, y ya resignado, se mantuvo en silencio con los ojos viendo a otro lado. Después de todo, tenía algo de razón, aunque yo tampoco tenía mucha idea cuándo es que empecé a resignarme yo también.
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Dear Enemy
HeeJake (HeeSeung x Jake)
Romance +18 / Comedia / Drama / Enemys to Lovers
Capítulos algo cortos
Shipps secundarios:
SunSun;
JayWonKi
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Dear Enemy ⤑HeeJake
FanfictionJake y HeeSeung eran vecinos de toda la vida. Primero, sus padres, dos familias totalmente distintas; pero con algo en común: la competencia. Ni siquiera habían nacido, sus padres se dedicaron a competir entre ellos, y por consecuencia, Jake y HeeSe...