1

14 6 1
                                    

Primer día de instituto, voy con los pelos de punta, en el auto se escucha la radio del mismo y mis padres hablando sobre algo del trabajo.

Cuando el auto se detiene beso a mi mamá en la mejilla y sonrio a papá.

-Adios, mamá. -Digo mientras la beso.

-Adios, cariño, cuidate y llamame si es necesario. -Me sonríe cálidamente.

-Adios papá.

-Adios, Isa.

Bajo del auto y me dirijo a la entrada, cuando paso por la puerta ya se siente el pesado ambiente del instituto, repaso el panorama hasta toparme con Fidy.

Me acerco a ella con una sonrisa y la abrazo felizmente.

-Hola, Fidy. ¿Nerviosa? -Le sonrio

-Isa!, no, no estoy nerviosa, pero seguro que tú si, no pienses cosas malas, que esté es un nuevo curso.

-Lo que tú digas, cariño.

No vale la pena pelear con Fidy, siempre va a tratar de hacerte sentir mejor, así lo que haya a tu alrededor sea un caos.

Cuando Pau nos ve se acerca con una sonrisa.

-Chicas!, ¿que tal? os he extrañado. -Nos abraza a ambas por el cuello.

-Y yo a ti, Pau! Espero que nos toque juntos.

-Espero.

Como si nos leyesen la mente, se acerca una señora de mediana edad con unas hojas, las pega en la pared y se va, a juzgar que todos están acercándose, es la lista de clases.

Busco en las cuatro hojas mi nombre y lo encuentro en la del C, aprovecho para echar un vistazo a mis compañeros, la clase consta de 18 estudiantes, está Fidy!, pero Pau no, sigo revisando y encuentro un nombre que hace que se me aceleré el pulso, "Arnau".

Fidy, no va a ser un curso de maravilla.

El resto son personas majas, veo un nombre nuevo, salomé, todos aquí se conocen, es un pueblo, pero está salomé, no me suena, no hay ninguna salomé, no soy la única curiosa, el nombre de nuestra nueva compañera se pasea por todos nuestros compañeros.

Reviso el panorama buscando una cara nueva y creo que he encontrado a la tal salomé.

Lucé como un perrito perdido, pobrecita, seguro es nueva en el pueblo, o la ciudad quizás, mi clase se empieza a agrupar en una fila y uno de los maestros nos lleva a la clase.

La clase se basa en presentaciónes y reglas extrañas, de las cuales pasaré yo, y todos mis compañeros.

Hasta que entra la tal salomé por la puerta, creo que lo de el perrito perdido se lo tomó muy enserio, le ha costado un poco encontrar la clase.

Se sentó al final.

Me giré hacia fidy.

-Hay que hablarle, pobrecita.

-Vale.

El tutor empezó a cambiar lugares, los estaba escogiendo el, que dios me proteja.

Spoiler: no me protegió en lo más mínimo.

ahora me encuentro sentada al lado de Arnau.

El imbécil, arrogante y muy enano que tengo a mi costado no para de fastidiar.

Ya le grite un par de veces para que parase, pero bueno, mucho mo le importa.

Al finalizar la clase, si le hablé a la salomé, es latina, me cayó bien, por ahora.

Lecciones privadas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora