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En el corazón de la bulliciosa ciudad de Seúl, se encontraba una de las tantas edificaciones enormes de cristal, para ser más específicos, la aquella perteneciente a la empresa alimenticia U&K.
Dentro de aquel enorme edificio se ubicaba una elegante y prestigiosa sala de entrevistas. El suelo de mármol, las sillas de cuero negro y el escritorio de roble oscuro creaban un ambiente serio y profesional mientras que el murmullo de voces y la vista panorámica de la ciudad añadían emoción al lugar.
——— Bien, nosotros te llamaremos dentro de las próximas veinticuatro horas ——— Comentó aquella mujer mayor que se desempeñaba como entrevistadora, sonriendo ligeramente, levantándose de la silla con una expresión totalmente indescifrable y estrechando la mano de la hermosa jovencita pelinegra.
——— Muchas gracias de antemano, espero que tenga una excelente día ——— Respondío la jovencita, quien mantenía su rostro adornado con una sonrisa genuina sin ser demasiado expresiva al respecto, haciendo también una pequeña reverencia en señal de respeto hacía su mayor.
Obteniendo un asentimiento de cabeza de parte de la mujer mayor, Areum tomó su bolso negro lleno de papeles y se dio la oportunidad a sí misma de levantarse de la silla hasta finalmente salir de la sala.
El sonido de la perilla girandose acompaño el resonar de los tacones negros de la femenina, haciendo eco en el desolado pasillo del piso, sonido que se detuvo cuando fue remplazado por un 'ding' proveniente de los botones del elevador, artefacto que, apenas la pelinegra ingresó, cerró sus puertas.
Con las manos aferrándose sobre el dobladillo de su falda negra para calmar sus nervios, la mente de Aerum voló hacia muchas direcciones con un destino común.
Aprobar la entrevista.
Después de todo, si lo lograba, esto sería un increíble agregado para su curriculum profesional; Areum pensó en lo genial que sonaría en aquel papel el hecho de que ella hubiese realizado sus prácticas universitarias en una de las empresas alimenticias más grandes de Corea del Sur.
