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022

— ¿Entonces ya abriste el estudio de tatuajes?

— Sí.

— ¿Y como te fue?

Jungkook la miró, sus ojos estaban brillantes y su sonrisa era grande, como si de verdad le entusiasmara que él tuviera un estudio de tatuajes cuando en el pasado había mostrado su desagrado por los mismos.

— Me fue bien supongo.

— Algún día quiero conocerlo.

— ¿Para qué?— la pregunta salió inconsciente, la verdad se sentía incómodo con aquella cena y más con la manera en la que ella estaba vestida.

En otra ocasión quizás le hubiera gustado y provocado tanto verla así, pero justo ahora se sentía bastante incómodo.

— Bueno, soy tu novia ¿No? No le veo nada de malo que yo quiera conocer tus emprendimientos.

— Creí que no te gustaban los tatuajes.

— No me gustan, solo los tuyos.

Y a mí me gusta el de Jimin…

— Gracias.

La mujer tomó su mano por encima de la mesa con una sonrisa, como si estuvieran bien, como si fuesen la pareja más feliz y esa charla de tomar un tiempo jamás hubiera existido.

— ¿Cuándo volverás a casa?

— IU no quiero ser grosero, pero esa no es mi casa, es la tuya, necesito tener tiempo para mí.

— Pero ¿Por qué? Creí que todo estaba bien.

— Ya te lo dije, no eres tú, soy yo, me siento incómodo.

— ¿Desde cuándo Jungkook? Es que no lo entiendo todo es tan de repente, me haces pensar cosas que no son debidas.

— ¿Cosas que no son debidas?

— Sí.

— ¿Que cosas?

— ¿Tienes una amante? ¿Es eso verdad?

Los ojos de Jungkook se abrieron aunque el término “una” era incorrecto, la verdad es que Jimin era algo parecido a un amante, pero por supuesto que no se lo diría, él no iba a perjudicar a su pequeño.

— No.

— Lo pensaste, claro ¿Cómo pude ser tan imbécil?

— Debe ser una broma— sonrió con ironía haciendo enojar aún más a la mujer.

— ¿Broma? ¡Sí! Eso soy para ti, estás arruinando nuestra relación por alguien más ¿Quién hace eso?

— ¿De qué mierda hablas Iu? No fui yo quien arruino las cosas.

— ¿Esa es tu excusa? Tan barata e insípida.

— ¿Te das cuenta de lo que dices? Piensa un poco IU, cuando nos conocimos tú mostraste ser alguien diferente, eras divertida y alegre, me gustaba tanto eso de tí como los chistes que hacíamos o las pequeñas cosas que nos caracterizaban, pero todo cambio, nuestra vida y convivencia se volvió monótona, se volvió aburrido y no es tu culpa, al principio quise adaptarme a tus modalidades de vida, pero ya no puedo más, no es la vida que quiero, no es la relación que quiero.

Los ojos de la mujer se cristalizaron porque no imaginaba las razones que él tenía, ahora que lo escuchaba se sentía culpable.

— Yo fui quien tú quisiste que fuera, las cosas eran a tu manera como tú querías, no pensaba en mí, no me importaba lo que yo quisiera, pero ya no puedo más, no quiero más.