Capítulo 1

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"Maldito reencuentro"

Lília da Silva (9 años de edad)

Mi tía, Mariana, trabajaba en el colegio público donde estudiaba, ella impartía clases de Matemáticas. Yo siempre fui buena en esa materia, cuando llegaba a casa realizaba mis tareas primero y después me iba a jugar con mis amigas, las cuales vivían en la Favela. No podía ir, ¿pero sabes qué? no me importaba y allí hice mis verdaderas amistades.

¡En fin! El caso es que mientras hacía las tareas en el colegio, Enmanuel se reía de mí, como todos los días pero, esta vez, acompañado del club de las "populares" (aunque en realidad sólo eran unas presumidas que se creían que por "hermosas" y por tener más bubis que las demás de su edad, tenían el derecho del mundo del criticar), yo estaba muy irritada y a la vez insultada, hasta que tuve que salir del salón por todas sus feas palabras.

Enmanuel, como todo niño insoportable me siguió, pero esta vez traía una gran rana en sus manos. No me había percatado de eso pero, al darme la vuelta, pegué tremendo grito asustada, frente a todos, intenté correr para que no se me acercara con el anfibio, ya que nunca había visto una rana.

Corrí hasta resbalarme con un charco de aceite, que ya habían planeado las "populares" y caí de las escaleras que estaban justo al frente.

Desde ese momento no recordé más nada. Sólo sé que terminé en el hospital de Brasilia con varias fracturas pero, por suerte, mi cabeza estuvo intacta de esta situación. Supe por mis amigas que mi tía, había hecho que a Enmanuel lo expulsaran de la escuela, por el repetido bullying que me hacía con sus "amiguitas".

Lo celebré, como es obvio, ya que lo merecía.

Lília da Silva (26 años de edad)

Mi tía, Mariana, había desaparecido misteriosamente años atrás, sin motivos, dejándome a mí sola con mi tío Paulo y mis primos. Pero salí adelante y pude ejercer la misma profesión que ella. Se sentiría tan orgullosa de mí, o al menos eso pensaba al entrar a esa Universidad.

Sorprendentemente, me convertí en una más del Claustro de Profesores de la Universidad de Ciencias más importante de mi país.

Entré apresurada a esa institución. Mi primer día de trabajo y... ¡estaba llegando tarde! Los demás me miraban raro por mi forma de caminar rápida, pero no me importaba hasta que lo vi a él por el pasillo, hablando con un alumno, muy molesto.

- ¡¿Enmanuel!? ¡¿Qué haces aquí!? -digo irritada, olvidando por completo mi apuro-

- Mira qué bien, no te veía en años, cerebrito. ¿Qué haces por aquí? -dice con cara de asco-

- Ahora soy profesora de este lugar, y de hecho, ya me tengo que ir. -digo recordando lo que tenía que hacer y dispuesta a salir de ahí-

- Ay, ¿apuradita? Yo también soy profesor de esta Universidad.

- ¡¿Qué!? Ay no. -mi mundo se cae abajo y se me nota mi cara de preocupación-

- Me tendrás que soportar, pero no te preocupes, te haré la vida un puto infierno, Lília. -dice con una sonrisa insoportable-

- ¿Sabes? Ya estás muy mayorcito para esa estupidez, ¿no crees? -encogida de hombros- ¡Ya, supéralo! Lo hacías por Rocío, lo sé.

Fórmulas del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora