En una tarde de 1971, donde el cielo estaba sombrío y las hojas se balanceaban con suavidad en la brisa de un mes de noviembre, pasaban las 4:00 p.m. y aquella tarde se hizo el silencio en la calle, el único sonido que se escuchó fue el de una vieja máquina de coser, se trataba de Elena, una costurera que se ganaba la vida reparando o confeccionando lujosos vestidos para las damas nobles de la época, mujeres de la alta sociedad, a quienes era difícil encontrar vestidas con ropa sencilla.
Elena era considerada la mejor modista de esa zona, era una anciana de entre 70 y 80 años, de pelo blanco, ojos cansados, cuerpo robusto y quien, además, nunca se le ha visto a su marido; Ella siempre había vivido en la misma casa destartalada y ruinosa, algunas personas comentaban que sus pretendientes la abandonaban cuando la encontraban hablando sola a altas horas de la noche, comenzaron a circular rumores de que estaba loca, pues algunas veces se le veía jugar con las muñecas de trapo que ella misma fabricaba, con el fin de venderlas, regalarlas o a veces, simplemente las instalaba en todos los rincones de su casa. Todos conocían esa parte de la historia de Elena, pero también sabían con certeza, que nadie operaba la máquina como lo hacia ella, razón por la cual siempre se encontraba trabajando en los vestidos. Utilizaba la tela sobrante para hacer ropa pequeña para sus muñecas, se gastaba la mayor parte de su tiempo libre confeccionando estos pequeños vestidos y nadie entendía por qué hacía tantas, era evidente que no podía vender ni regalar todas las muñecas.
La voz empezó a extenderse entre todos los vecinos de la comunidad y de manera inmediata empezaron a explicar y lidiar con diferentes versiones. Algunos decían que era solo un hobby, otros decían que la cordura de Elena era inestable y esto la ayudaba a pensar, la versión más elaborada afirmaba que el sueño de Elena siempre había sido tener hijos, y la ausencia de ellos fue el motivo de su completa pérdida de estabilidad mental, lo que la impulsó a hacer muñecas para sus hijas, nietas y otros descendientes que jamás existieron, sin embargo, ninguna de las versiones era acertada, porque las razones eran aún más inquietantes.
El secreto que Elena estaba escondiendo era por mucho, el más perturbador, y nadie lo hubiese sabido si no hubiera sido por los eventos que sucedieron en su casa en ruinas. Se acercaba la época de sembrina, uno de los momentos en que el trabajo de Elena era más solicitado, debido a esto, su inquietante soledad se veía perturbada por las constantes visitas que recibía para encargar ropa nueva, momento en el que el drama, la paranoia y las sospechas comenzaron. Todo parecía ser un mal presagio que se avecinaba y es que poco después de que los clientes de la anciana abandonaran la propiedad, comentaron las terribles sensaciones que habían experimentado en su interior.
Dijeron que sentían como se les oprimía el pecho, cómo se les escapaba el poco oxígeno de los pulmones y se mantenían en una lucha constante por respirar, algunos comentaban que una vez dentro sentían su cuerpo con más peso de lo normal, era como cargar una mochila con ladrillos, un dolor intenso que les recorría los huesos y un frío insoportable que los hacía temblar, las náuseas eran intensas y la sensación de ser observados los llevaban a tener la piel de gallina, las ganas de escapar de ese lugar parecían intensificarse y los pensamientos negativos parecían reemplazar el sentimiento de felicidad. Pocas horas después de estos hechos, se podían escuchar los susurros de quienes caminaban por la calle, señalando con sigilo la casa más antigua, comentando los horrores que le esperaba a quien entraba en ella, llevándolos a perder completamente la cordura, justo como le había pasado a Elena.
Por la noche, estos comentarios tomaban mucha más fuerza, ya que era inevitable que los vecinos estuvieran atentos a cualquier anormalidad en esta destartalada casa, construida en su mayoría con madera gastada y luciendo pálida, con pasto quemado y unos escalones desbaratados en la entrada, los clavos que sobresalían de la madera se reflejaban bajo una luna llena amarillenta, el cielo estaba cubierto de luz de luna y las estrellas eran pocas, de repente, una luz intensa brilló a través de la ventana de vidrio roto y se vieron sombras extrañas de lado a lado, aquella noche fue difícil para los vecinos más cercanos poder dormir, pues el temor de que algo sucedería a mitad de su sueño era intenso.
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ELENA
МистикаEn 1971, una anciana llamada Elena, quien se dedica a la costura y pasa la mayor parte de su tiempo haciendo muñecas de trapo; Oculta un terrible secreto, del que nadie sospecharía de no haber sido por los rumores difundidos por algunos de sus clien...