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Hye llegaba a su casa con un poco de desanimo. No la había pasado muy bien en la escuela, pues había visto como un alfa bastante apuesto le coqueteaba a la Omega que le gustaba.

Y lo peor es que Eunchae parecía bastante cómoda con el. Cuando ella no a podido tan siquiera hablarle.

– ¡Ya llegué ma!–le avisó a su madre mientras dejaba su mochila en su lugar. Y al poco tiempo, Haerin llegaba bajando las escaleras.

– Hyein, ¿Cómo te fue en la escuela?

Le dió un fuerte abrazo a su hija, el cual fue correspondido.

– Pues, no sabría que decirte.

– ¿Paso algo?, Te noto diferente a otros días, como más apagada.

A la Omega se le hizo extraño, su cachorra lucía triste y eso le preocupó.

– Es que... No se si contártelo.

–Cariño, tu me puedes contar lo que sea.–Acarició cariñosamente el cabello de la menor en señal de apoyo.–Soy tu madre y te ayudaré en todo.

– Bueno, es que siento que dirás o pensaras que es algo tonto.

– Jamás pensaría que tus problemas son tontos, tienes que ternerme confianza, mi amor.

– Está bien...

Hye se sentó en el sillón que tenía en la sala. Se relajó pues le avergonzaba contarle sus problemas a su madre Omega.

Pero, ¿A quien más se los podía contar?

Debía de tragarse esa vergüenza, necesitaba desahogarse y escuchar algún consejo.

– Es que hoy en la escuela vi a un Alfa coqueteando con la chica que me gusta.–Hizo una pausa y suspiró–Y yo ni si quiera puedo hablarle porque la inseguridad y miedo me gana.

Haerin abrazó a su pequeña y le brindo pequeñas caricias. Le dolía saber que su hija estaba triste.

– Yo te aconsejaría que le hables, que intentes tener una amistad con ella y que vea la maravillosa persona que eres, Hyein.

– ¿Y cómo hago eso? ¿A ti cómo te conquistó mamá Danielle?

Preguntó y se separó del abrazo cálido de su madre para sentarse y escuchar lo que le diría.

– Bueno. Pues tú madre era muy detallista, y también muy insistente–Soltó una pequeña risa al decir eso.–Yo no le hacía mucho caso pero ella no se rendía. Y al final su terquedad dió frutos.

Hyein asintió ante la respuesta de su mamá.
Sabía que para ella era difícil hablar sobre eso.

– Entonces voy a intentar eso.

Le regaló una sonrisa a la menor y la abrazó fuertemente.

– Bueno, ahora ve a comer, que hice tu comida favorita.

No tuvo que decirlo dos veces, pues la alfa adolescente fue corriendo a lavarse las manos para poder desgustar la comida que Haerin había preparado.

Kang ya había comido antes de que su cachorra llegará de la escuela, por lo que optó por irse a su habitación.

Al llegar se acostó en su cama para descansar un poco. Volteó a ver al mueble en el que tenía una foto de ella y su Alfa juntas, antes del fallecimiento de Danielle y nacimiento de Hyein.

Soltó un suspiro pesado, un nudo en su garganta estaba empezando a formarse.

– Ojalá estuvieras conmigo, Dani. Nuestra Hye te necesita, y mucho.

Contigo | DaerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora