La categoría reina había visto entrar y salir a muchos pilotos con gran potencial y a otros con más suerte y dinero que talento, pero el 2015 le dio la bienvenida a un chico con mucho talento o mucha disciplina, aún había debates sobre eso.
Max Verstappen entro a los 17 años a Toro Rosso, un chico que a dónde iba escuchaba la repetitiva frase "un adolescente no va a poder lidiar con la presión, seguro fracasara antes de ser alguien justo como su padre".
El joven estaba cansado de las noticias que solo hablaban de que no merecía su lugar, pese a toda su trayectoria y sus logros, aun así, se atrevían a decir que no merecía su lugar, así que usaría todo eso de motivación para mejorar, entrenaba en cada momento que tenía libre.
Max estaba actuando como un adulto, pero era solo un adolescente, uno que se había visto afectado desde muy chico por los malos tratos de su padre, el divorcio de sus progenitores, el hecho de que lo alejaron de su hermana y el que lo termino de condicionar, el abandono en una gasolinera, todo eso le había marcado, desde muy chico había sido condicionado como perro a los deseos de su padre donde solo recibía afecto si hacía las cosas como él lo quería, solo si ganaba, si ponía en alto el apellido Verstappen, no bastaba con subir al podio con un segundo o tercer lugar, él debía ser el numero uno o entonces para su padre no valía para nada más que para propinarle una golpiza.
Por eso mismo cuando subió a Toro Rosso, cuando se ganó su lugar en la F1, siendo tan joven, haciendo resonar su apellido por todos lados, se ganó un poco de afecto de su padre, tan mínimo que para cualquiera hubiera sido insuficiente, pero para Max, para ese joven que hacía mucho no le daban nada, eso fue suficiente e incluso demasiado.
Cuando comenzaron con las actividades de equipo Max apenas y hablaba con su compañero, no era que se cayeran mal, simplemente parecía que no habían congeniado y ninguno iba a forzar una relación, hacían lo necesario y nada más, aunque las actividades impuestas por marketing requerían que convivieran era solo frente a las cámaras, una vez terminaban volvían a lo que eran, dos desconocidos que no se llevaban.
Carlos era un joven social que normalmente no iba por ahí hablando de su vida privada con otros más bien primero veía con quien trataba, para él todos eran compañeros, eran muy pocos los que habían demostrado ser de confianza para que pudiera llamarlos amigos, fueran o no pilotos, e incluso podía decir que tenía un solo amigo con quien podía hablar de su vida privada, así que menos lo haría con el adolescente que tenía de compañero que se cría superior a él solo por ser el piloto más joven en la categoría.
Ambos chicos agradecían que los días de prácticas o entrenamiento apenas se veían y que nadie los estaba forzando a ser cercanos o convivir más, pronto los días volaron, se vino el inicio de la temporada con la presentación de monoplazas, dando inicio a las predicciones, a los fanáticos peleando con otros porque auto será dominante, aunque también dio inicio a los rumores, chismes que se habían estado cultivando desde las temporadas pasadas por alguna interacción entre pilotos, chismes que si bien no involucraban al mayor de los Toros, pero si a una persona especial para él, el piloto mexicano, Sergio Pérez, su actual pareja.
La relación no era pública, ninguno de los dos quería perjudicar al otro haciéndola de conocimiento público, quizá en un futuro ambos pudieran ser ellos mismos sin miedo, pero por ahora su relación era privada, aunque no secreta para sus familias y algún amigo.
El inicio de temporada para cualquier rookie es complicado, hay mucho a que adaptarse, pero para Max era un poco más pesado, sabía que no podía esperar comprensión, que estaba en constante escrutinio público, la gente estaba expectante a cómo iba a desempeñarse, aunque también estaban esperando un mínimo error para destrozarlo vivo.
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FanfictionHay un mundo de realidades, esperemos que en todas el Chestappen triunfe