PRÓLOGO

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"Dos palabras no fueron dichas y un corazón lo entendió, el deseo y el deber serán el inicio de un amor o el final de un anhelo desgarrador".

Hay deseos en este mundo que se convierten en una condena encantadora, ser preso del poder y el deseo, son un infierno que algunos están dispuestos a experimentar, o eso es lo que se obligan a creer, porque todo cambia cuando conocen el verdadero precio de la felicidad y la pregunta más aterradora surge y se queda en la mente de quien no quiere saber la respuesta, una pregunta que se vuelve imposible olvidar aparece y una y otra vez.... ¿vale la pena? ¿de verdad valió la pena? ¿valdrá la pena?

Tomar decisiones siempre ha tenido consecuencias y cuando son tomadas el sentimiento de valentía aparece y se cree que podrán con las secuelas, fingen que aceptarán el precio, pero una vez que la consecuencia desgarradora sucede... todo cambia y el dolor será tan grande que el único deseo que surgirá... será desaparecer.

Balderick Kenneth perdió a sus padres siendo solo un niño, tuvo que huir junto a su hermana y cuando ambos crecieron, todos lo que tuvieron que ver con la muerte de sus padres, tuvieron que pagar un alto precio... logrando que la familia volviera a reunirse, pero quizá eso provocará que otras familias se rompan.

Jeremaya Dolunay tuvo una infancia diferente, vivó la mayor parte de su vida fingiendo que creía en la muerte de su hermana, ha intentado cumplir con las obligaciones de su clan, obligaciones que quizá podrían arrebatarle la felicidad.

Dos caminos fueron entrelazados, pero es posible que todo termine mucho antes de comenzar, todos fueron privados de un poco de felicidad de formas diferentes, quizá ahora es momento de ser felices o tal vez no.

Exigencias serán la más grande condena, todos tienen un derecho que reclamar sin importar lo que otros digan, el derecho de guerra estará presente.

Más de uno fue privado de una vida en familia, crecieron aislados del resto de y no es algo para lamentar, cada obstáculo que apareció fue enfrentado, no importaron los golpes y las caídas, siempre volvieron a quedar en pie.

Camino con mi mano entrelazada a la de Maya, caminar junto a ella es algo que siempre es disfrutado, lo hago desde que éramos niños.

—Tienes una sonrisa muy linda —dice Maya y se coloca frente a mí.

—Eres la responsable de que sonría.

—Me alegra que lo admitas.

—No hacerlo sería injusto —menciono y Maya sonríe.

—Creo que deberías decir que mi sonrisa también es linda.

—Pero tu sonrisa no es linda —afirmo—, es hermosa y aún más si es por mi causa.

—No solo sonrío cuando estoy contigo.

—Lo sé —respondo.

—Es una pena que dejarás de ver mi sonrisa pronto.

—¿Por qué dices algo tan horrendo?

—Es la verdad, tengo que volver al clan y tú deberás volver con tu hermana, ambos tenemos responsabilidades.

—Responsabilidades que pueden esperar y te aseguro que mi hermana es feliz de que esté aquí contigo.

—No lo dudo, pero mis responsabilidades en el clan no son tan consideradas como tu hermana.

—Quieres que haga que tus responsabilidades que vuelvan consideradas contigo.

—No, sé cómo lo resolverías y prefiero que no intervengas.

—De acuerdo, haré lo que tú desees —digo y pregunto—, ¿Cuándo tienes que volver?

—Tengo que hacerlo esta noche.

Balderick: Juegos que MatanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora