Mi spidey

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Abrí la ventana luego de oír los pequeños golpes en ella, era él de nuevo. Levanto la cabeza y lo veo, Rody se sostiene en la pared del edificio con sus pies mientras me sonríe emocionado como un niño pequeño, sus manos sobre mi balcón.

— ¿Qué tal me veo? Me hice una máscara!

Lo observo detenidamente, su máscara solo cubre la mitad de su rostro, dejando ver sus preciosos ojos verdes. Siempre le he dicho que me encantan, pero no pensé que lo tomaría en cuenta para su traje. Es…adorable.

— Se ve realmente bien, Rody.

Sus ojos se iluminan, se acerca más, bajándose la máscara y mirándome con ojos de cachorro. Siempre lo hace cuando quiere algo, así que me inclino y le doy un pequeño beso en los labios. Siempre son besos dulces, cómo los besos de un ángel hacia otro, llenos de amor y pureza.

Podría decir más cursilerías, pero doy un pequeño grito cuando de repente ya no siento el suelo en mis pies. Rody tomó ventaja de que yo me distraje en el beso, tomándome del brazo y sosteniendome en sus brazos mientras sus pies siguen pegados al edificio.

— ¡Rody, por amor a Dios, ten cuidado…!

Él hace un puchero infantilmente y me apretuja en sus brazos, sus abrazos siempre son tan fuertes que tengo que dar un pequeño suspiro. Es como un gran cachorro alegre que se lanza sin entender que por su tamaño te va a derribar.

— ¿Puedo llevarte a un paseo nocturno? ¡Porfavor! ¡Me voy a poner mi máscara y nadie va a saber mi identidad, también te voy a cuidar mucho! ¡Porfavooooor!

Apoya su rostro en mi pecho, siento mi corazón acelerarse ante el gesto y sus ojos de cachorro no ayudan a poder negarselo.

— No te voy a visitar por una semana si me golpeas con un edificio por error.

Le advierto, y él sonríe emocionado, porque sabe que mis advertencias nunca son reales. Jamás voy a poder pasar mucho tiempo sin ver esa adorable sonrisa.

— ¡No pasará!

— Y te vas a poner tu máscara para que nadie sepa que tú eres Spiderman.

— ¡Me la pondré! ¡Vamos, porfavor!

No puedo evitarlo, y curvo mis labios en una pequeña sonrisa al verlo tan ansioso. Este chico es el ser más lindo en este mundo, y estoy seguro de qué en cualquier otro mundo también lo es.

— Bien, bien, podemos ir a un paseo nocturno.

Él esboza una enorme sonrisa y me abraza más a su cuerpo, los dos nos sonrojamos levemente por la cercanía, pero se sintió cálido y dulce. Paso mis brazos por su cuello y le susurro en el oído.

— Ten cuidado, y hablo en serio…

Él se acerca y da un beso en mi mejilla, siempre logra calmarme con ese gesto tan pequeño pero que significa mucho para mí. Luego se subió su máscara y me miró, esperando a que yo esté listo.

— Lo tendré, Vince.

Y siento su brazo sostenerme con más fuerza cuando finalmente se anima a lanzarse. El aire golpea suavemente en mi rostro y cierro los ojos instintivamente, tensandome. Pero su mano acaricia mi brazo y sé qué estaré bien. Porque es él y le confío todo; mi corazón, mi alma y mi vida.

Rody da una pequeña risa, esa pequeña risa de nervios cuando está haciendo algo que le emociona pero teme que le salga mal. Acaricio su hombro y su cuerpo se relaja mientras él hace maniobras entre los edificios para balancearse.

— ¡Vince, abre tus ojos!

Algo atemorizado de ver la altura y movimientos en primera persona, abro mis ojos.

Y vaya vista, pues la noche nos abraza con gran belleza al demostrarnos los edificios iluminados, la luna brilla en todo su esplendor mientras veo a mi novio sonreírme con gran dulzura. Mis ojos brillan al sentir la adrenalina cuando él se lanza de un edificio a otro, el viento ahora me acurruca en la diversión de esto.

Se siente increíblemente libre, cómo si fuese un ave volando sin nadie que le detenga, cómo si estuviese dando un gran salto de fe. Siento alegría, tengo los nervios a flor de piel y comienzo a reír. Rody se gira a verme curioso.

— Ya veo porque me llevas, debiste quedar encantado.

Los ojos de mi novio se iluminan y puedo notar su sonrisa incluso debajo de la máscara.

— ¡Sabía qué te gustaría, Vince!

Sus movimientos ahora son más confiados, dando rápidos en edificios hasta soltarse y lanzarse alto en el cielo hasta balancearse de nuevo. Ambos reímos, porque sentimos nervios de tal única experiencia, pero estaremos bien. Porque estamos juntos.

De pronto, Rody me tapa los ojos con una mano y me siento confundido, girando instintivamente mi cabeza para verlo aunque no pudiera.

— ¡Te tengo una sorpresa!

Él expresa emocionado, y siento más adrenalina en mi cuerpo por la curiosidad. En un momento, sus movimientos se detienen y siento que mis pies finalmente tocan suelo de nuevo.

— Mira hacia adelante, ¿okey?

Suavemente asiento con la cabeza, mi mano aferrada a la suya mientras mi cuerpo se acurruca en él.

— Uno, dos…tres.

Su mano se levanta lentamente y parpadeo un poco para aclarar mi vista. Estamos en la punta de un edificio, la luna ilumina el gran puente de la ciudad, permitiéndome leer un mensaje hecho con telarañas que dice “Te amo, Vince” y siento que me voy a caer al perder el equilibrio, pero el brazo de Rody me sostiene con fuerza. Mi corazón da un salto y sonrio como idiota, mi mano acaricia el rostro de mi novio y él automáticamente se inclina para recibir las caricias.

— Eres tan romántico, ¿cuánto tiempo te llevó?

— Todo el día…

Él me sonríe tan enamorado como yo, me acerco y lo tomo de la cintura mientras bajo su máscara.

— Es mucho esfuerzo, yo creo que mereces una recompensa.

— Me encantaría una.

Me inclino y doy un beso en sus labios, un largo, tierno y casi tan cursi como nosotros, pero las cursilerías son una esencia grande en nuestra relación. Rody pasa sus brazos por mi cuello y sus pies nos sostienen pegados al edificio, mientras la luna de fondo nos proporciona la luz que me permite ver los brillantes ojos del amor de mi vida al separarnos suavemente.

— El día dura veinticuatro horas, me gustaría una recompensa más.

— Oh, ¿estás exigente, eh?

Los dos reímos como idiotas, porque somos idiotas el uno por el otro, y nos besamos una y otra vez hasta sentir que vamos a perder la conciencia por tanto amor qué sentimos.

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