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Sentía como el miembro de su novio se movía en su trasero. De un lado para otro. Tocando la raja de su ano, situándose entre sus dos mejillas con el líquido pre seminal resbalando por todo su falo.

Taehyung estaba caliente, excitado, con ganas de tener una polla grande enterrada en su hambriento coño. Era una pena que hasta el momento tenía que conformarse solo con el pene de Jeongguk. Su actual novio.

Su cuerpo era acariciado con bastante dedicación, su camisa escolar se encontraba abierta, con las tetas al aire y la falda enroscada a su cintura. Su coño, por decisión propia, gracias a la estimulación de los dedos ágiles de su novio, se encontraba dilatado, con ansias de que un trozo de carne volviera a profanarlo.

No llevaba mucho tiempo con Jeongguk, apenas cruzaban un par de semanas juntos. Su atracción por él, se debía al ámbito sexual. Porque el pelirrojo estaba lejos de enamorarse de un chico problemático como lo era el alumno Jeon.

— Carajo, Jeongguk. Mi coño no es un puto juguete. Controla el ritmo de tus movimientos o caso contrario podrías desgarrarme.

Se quejó Taehyung con el rostro serio. Le jodía mucho que el hombre que quería que estuviera en sus piernas no fuera el pelinegro sino el entrenador Min.

Aún recordaba cuando entró por error a la sala de profesores y miró como su gran pene gordo se perdía en el capullo del profesor Park. Desde aquella vez deseó que lo jodiera el coño de la misma manera.

Esa noche no durmió por imaginarse al musculoso entrenador Min, comiéndole el coño o follandolo duro, contra las baldosas, un escritorio o en los baños abandonados.

Cualquier escenario estaba bien, mientras sea jodido por él.

— Lo siento, bebé — se disculpó con una apenada sonrisa.

— Como sea — soltó rodando los ojos, poniéndolos en blanco.

Al oír un extraño ruido, su vista viajó rápidamente hacia la puerta, que en ese momento se encontraba abierta. Mostrando la dura presencia del protagonista de todas sus fantasías sexuales.

Joder

Con la velocidad de un rayo, ocultó sus tetas debajo de su camisa y puso su falda en su lugar.

— Alumno Kim, Alumno Jeon. ¡Los quiero fuera ahora! — gruñó

Jeongguk se acomodó la erección y se fue del lugar lo más relajado posible, restándole la autoridad y la llamada de atención del docente. Dicha acción sólo enfureció al pelirrojo que ni bien cruzó la puerta, lo jaló del brazo y lo abofeteó.

— ¡Dijiste que la puerta estaba cerrada con seguro! ¡Jeongguk hemos terminado!

— Bebé..

— ¡Bebé, nada! ¡Esto se acabó!

Regresó nuevamente a la habitación del conserje, para disculparse con el entrenador Min, que por suerte aún se encontraba ahí, buscando un trapeador.

— Si tienes algo que decirme, hazlo — habló sin mirarlo, cogiendo con sus manos el utensilio que buscaba.

— Y-yo.. prof.. y-yo.. todo tiene una explicación.

— Me importa un carajo lo que haga o deje de hacer, alumno Kim. Solo le pido que esas hormonas se las guarde y las ponga en otro lado. Un lugar fuera de esta institución.

Avergonzado, hizo una reverencia de disculpa, olvidándose de haber abotonado bien su camisa.

Se encontraba sin brasier y el botón que no fue cerrado, reveló parte de su pecho, que ocasionó un leve temblor en la polla del mayor. Hace días que no encontraba un culo bonito en donde enterrarse. Bufó al recordarlo.

Entrenador Min ; boypussy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora