❝Una historia que terminó en tragedia❞. ⏐ La duda y el miedo siempre estuvieron en la vida de Suzume. Marcada por una familia fragmentada, dedica su vida criando a una niña vulnerable. Aunque, por cuestiones del destino, se da cuenta que unos seres...
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𝐒𝐔𝐆𝐔𝐑𝐔 𝐆𝐄𝐓𝐎𝐔 𝐅𝐀𝐍𝐅𝐈𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍
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Desde que tengo memoria, no recuerdo alguna vez en la que me criaran para creer en la desgracia. De hecho, mi propia madre me dijo que estaba destinada a hacer grandes cosas. Aunque teniendo en cuenta su estado de ese entonces y la edad en la que me lo mencionó, no sabría si creerle ahora. No cuando veía todo lo que había hecho. La vida era así, a veces ser el cuchillo y otras la herida. Al principio, me tocó ser la herida. Hubo dos personas responsables de eso; la primera, mi padre. No quiero ahondar mucho en ese tipo, porque logré verlo una vez y fue suficiente para saber que no quería estar cerca de él. No podía decir si tuvo la culpa total, ya que su mismo entorno le impidió comprender lo complejo de la hechicería. Prefiero llamarlo mala suerte. Sí, sonaba mejor. Por lo menos pudo traerme al mundo para dejarme vivir; disfruté bastante y no puedo quejarme. ¿El costo? Estar aquí sola, sin lograr sentirme completa.
Pero siendo sincera, me lo merecía. Cuando tuve la oportunidad de hacer las cosas bien no lo hice, lastimé a la poca familia que me quedaba y me convertí en el cuchillo. El karma en su máxima expresión, porque tal vez no recibí un castigo o maldición; pero sí una amargura que hasta el día de hoy me persigue. El culpable de eso tenía nombre y me dolía hablar de él. Oh, sorpresa. Se trataba de la segunda persona que me transformó en la herida.
Se llamaba Suguru Getō. Probablemente fue la única cosa buena que me pasó; por supuesto, no dejando de lado a las personas que se quedaron conmigo hasta el final, personas que también fueron sumamente importantes y valiosas en mi vida, pero sabes cuando alguien es verdaderamente especial. Es esa persona que, si no está presente, sientes un vacío inmenso y profundo. En cierto punto de mi vida, pasé por la soledad, una soledad que parecía interminable y abrumadora, aunque no se compara en absoluto a la que sentí cuando él se fue. Su ausencia dejó una marca indeleble en mi alma, una sensación de pérdida que nunca antes había experimentado.
¿Cómo se siente vivir con alguien que está igual de perdido que tú? La respuesta es obvia para varios: triste, dañino, peligroso. Eso junto a un montón de cualidades negativas. Si alguien cuerdo me hubiera visto, habría dicho: «Busca ayuda»; pero no me sentía lista para hablar, era una cobarde.
