lejos de lou » larry stylinson

O1

Era domingo. Era domingo en todas partes. No había un solo lugar donde no lo fuera. De aquí a la China, a la luna, a Japón, de ida y vuelta. El mundo estaba envuelto, aplastado, triturado por el maldito domingo a la tarde. Sentados en la vereda: Liam y Louis con Elías -el perro mugriento de éste ultimo- echado a su lado. Se habían encontrado después de almorzar y, desde que Louis lo había visto llegar con esa cara, porque se había peleado con Zayn, estuvo clarísimo que esa tarde iba a ser aburrida. Los papás de Louis les pidieron:

-Chicos, no hagan ruido porque vamos a dormir la siesta.

El otoño tiene días en que no se decide si es de frío o de calor y esa tarde, para completar el aburrimiento, era de calor.

-Pero el aire está fresco, ¿no? (Liam, rascandole la panza a Elías).

-...¿Qué?

-Digo, el sol calienta, pero el aire es fresco. 

-Ah, sí. Acá a la sombra está fresco, ¿querés que vayamos al sol?

-No.

-... ¿Y para qué decís que está fresco?

-¡Y no sé, Tommo, por decir algo! ¡Si estás más callado que no sé qué!

-Vos estás callado porque te peleaste con Zayn.

-No es cierto (molesto).

-... (Elías bajó su pata; lo estresaba que lo rascaran en medio de una pelea).

-Sí, es cierto. (Louis)

-No es cierto. (Liam)

-Bueno, no es cierto.

Enmudecieron mirando hacia lados distintos. Elías subió su pata. Pasó un señor en bicicleta. Pasó el tiempo. Pasó el viento. No pasó nada.
Louis tomó una piedrita que vio cerca de su pie y la arrojó en mitad de la vereda. Luego tomó otra, pero no le acertó a la primera.

-¡Qué bestia, Louis! Era mas difícil errarle que pegarle.

-Sí, señor.

-¡¿Querés que pruebe yo?! (Liam)

-No era fácil. 

-¡¿Pruebo yo?! 

-No. (Louis, con malicia)

-¡¿Cómo que no?! ¿No queres que pruebe a ver si le pego?

-... (Elías bajó la pata).

-Sigo tirando yo.

Contestó Louis, serio, aguantando la sonrisa. Le encantaba molestar a Liam. Buscó otra piedrita, volvió a arrojar y le dio más cerca.

-¡Besssstia! (Agarrándose la cabeza). ¡Qué animal! ¡Tampoco le pegó! Mirá, ¡¿querés que pruebe yo?! (Liam, mientras rascaba a Elías que había vuelto a subir la pata). 

-No. Tiro otra vez.

-¡¿Por qué?! ¡Dejá que tire yo!

Louis arrojó otra piedrita, pero ésta cayó mucho más lejos que las anteriores. Liam se paró de un salto. Elías bajó la pata.