𝟎𝟔

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Lo mismo de siempre

Había terminado de guardar la ropa cuando escuchó que la puerta se abría y se sentó un segundo en la cama, suspiró y contó hasta diez. Las cosas habían estado bien por un día, a duras penas, eso no podía ser nada bueno. Después del incidente de la cena con Jisung y Minho, no había ido al departamento, y ahora que estaba allí esperando que pudieran hablar de lo que sucedió, había llegado unas cuatro horas después de él, y estaba cansado.

 Él sabía que podía evitarlo, no preguntarle dónde había estado, por qué no había avisado, por qué no podía al menos acomodar un poco la casa antes de irse, por qué habían cenizas en el piso y otras miles de preguntas más que sabía, no respondería. Podría irse en silencio, mover un par de mochilas hasta la casa de su madre o quedarse con Changbin unas semanas, despejarse y luego charlar con Jeongin con propiedad. Pero Chan sabía que eso no sería posible, él no quería hacer eso, estaba cansado.

 Se levantó de la cama y se lo encontró en la sala, colgando su chaqueta en una de las sillas, se cruzó de brazos, esperando. Lo observó por un rato hasta que se dio cuenta que no diría nada. Estaba tranquilo, no parecía haber ido al bar.

 —¿Vas a decirme dónde estabas? —preguntó Chan, con calma.

 —Okay —dijo, él, sentándose—. Escucha esto: van a abrir una nueva sucursal de Eumgwa Yang aquí en Jung, y voy a ser el dueño. ¿Qué te parece? Pronto estarás comiendo la carne de cerdo más cara de toda Corea.

 Chan no se movió de su lugar, tampoco lucía impresionado, más bien parecía esperar escuchar un «pero» en medio de la charla. Lo vio de arriba abajo, no estaba despeinado, tampoco se veía desorientado, perdido y respondía bien a sus preguntas. Sí se veía cansado.

 —¿Te reuniste con tu familia otra vez? ¿Qué dijeron?

 —Muchas cosas, abogados... papeles, salubridad... y esas cosas. Eso no es lo importante, lo importante es que viviremos mejor.

 Jeongin se levantó para acercarse a él y tomar sus manos, pero él seguía con sus brazos cruzados, y no los movería ni un centímetro.

 —¿Tienes asegurado el lugar? ¿Leíste bien los papeles que te dieron?

 A Jeongin se pareció que hubiera dicho algo gracioso.

 —¿Por qué haces tantas preguntas, escuchaste bien lo que dije? No vas a tener que preocuparte por trabajar, estudiar o hacer nada que no quieras, tendremos las cosas entregadas en bandeja.

 Su mirada no denotaba impresión, asombro ni siquiera una pizca de alegría. El entusiasmo de Chan no le llegaba ni a los talones a la reacción de Jeongin y no era para nada la respuesta que él estaba esperando, se dio cuenta tan solo ver su cara.

 —Pudiste al menos acomodar un poco la casa antes de irte.

 —¿Y eso qué tiene que ver...?

 —Todo tiene que ver, Jeongin.

 Hubo un momento de silencio, le molestaba que no entendiese cuál era el problema dentro de todo aquello que siempre ocurría, no entendía cuál era el problema entre ellos y no buscaba arreglarlo. Todo lo que siempre hacía cubrirlo, dejarlo a un lado o bajo la alfombra.

 —Estuve fuera todo el día, he dejado currículum en cada lugar al que pude ir, aunque fuera en una tienda de convivencia, estuve en casa de Changbin estudiando, ¿Y tú qué hiciste? ¿Fuiste hasta Gangnam a que tus papás te sirvieran carne de cerdo cara? Jeongin, ni siquiera pudiste tirar la basura. Aún si tenemos una casa más grande, más ropa o tres autos nuevos, ¿tienes la certeza de que no seguirás haciendo lo mismo?

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐒, 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄𝐒 𝐀𝐍𝐃 𝐁𝐀𝐒𝐓𝐀𝐑𝐃𝐒 | Chansung/JeonghoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora