Hace no tanto tiempo, mi único anhelo, mi más dichoso deseo, era que el tiempo frenara, para mí y para el mundo. No sé bien si lo imploraba exageradamente porque amaba el instante..., o porque necesitaba un momento para procesarlo.
Mi tiempo no ha parado ni un segundo, solo se ha hecho mucho más lento. La vida de todos a mi alrededor está acelerando: sus momentos tristes desaparecen en un pestañeo; alguien que los ama incondicionalmente, que es la mescla perfecta de sus gustos, cae del cielo de repente, y usan las frases "¡Qué rápido pasa el tiempo!" o "De repente pasa volando".
¿Dónde está mi abrir y cerrar de ojos en donde la tristeza desaparece? ¿Cuándo vendrá esa persona que tanto anhelo para hacerme olvidar de mi propio nombre?
No necesito más falsas esperanzas, últimas oportunidades e instantes lentos. Quiero evaporar los sentimientos que apuñalan mi estómago y presionan mis costillas. Si hay alguien ahí que es capaz de comprender la total soledad a pesar de estar entre una multitud, me haría felíz saberlo. Aceleraría mi tiempo.