𝐊𝐨𝐨𝐪𝐮𝐞𝐭𝐭𝐞ㅡᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏ

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Su cara se había vuelto rojo de la bochornosa respuesta desvergonzada de su hyung. Teniendo frente a sus ojos aquella braga linda que no tenía tapadera a su suave y bonito coño.

Tragando grueso e ignorando el hecho de que estaba "sólo" en su cuarto, pues todo se habían decidido ir de joda y eso es lo bueno, apesar de que era su cumpleaños, él no tenía ganas de participar. Fue suficiente día con ellos, y porque también se sentía acalorado y mareado.

Suponía que en algún momento se enfermará.

Suspirando empieza a quitarse su short que poco cubría sus nalgas, dejando a la vista su pomposo culo y su vagina. No usaba ropa interior para dormir.

Se mira al espejo de cuerpo completo, detallando su figura medianamente grande pero con sus curvas envidiables. La firmeza de sus piernas gruesas y largas era destacable con el uso de pantalones ajustados. Su torso tenía sus pectorales hinchados, pues tanto entrenamiento podía afirmar que al correr se les rebotan. Y su diminuta cintura constatando con una liga a su alrededor, algo común y consigo en cada noche. Su ancha cadera le hacía dar la ilusión de que eran perfectas para tener sin dificultad a su camada de cachorros con su Alfa. Su carita bonita y pulcra de manchas es una perfecta medida de que su cuidado es cotidiana.

Aunque también tenía que ver un poco el hecho de ser Omega.

Mueve su cabeza saliendo de sus pensamientos, agarrando esa pantie y colocarse con cuidado. Una vez hecho, se mira. No era feo, era un color bonito y cómodo de cierta forma. Sin embargo su intimidad siente la frescura del aire, haciéndole razonar que tenía sus labios vaginales sobresaliendo.

Su mente le jugo una mala y caliente imagen.

Él allí parado, viéndose bonito en su cama con sus piernas abiertas, apreciándose frente a su espejo, viendo cómo su abertura vaginal se abría y cerraba en espera de algo, ansioso de alguna polla enterrarse hasta dejarlo temblando e hinchado de sus bebés. Su lubricante facilitando el acceso a su entrada virgen hasta dejarlo abierto por un nudo muy grande y peligroso para estrecheces más pequeñas. Podía imaginarse con un Alfa entrando a su cuarto con rudeza, agarrando sus piernas abiertas para simplemente caer su rostro contra su mojado coño. Una lengua interceptando su interior con ganas, tragando sus jugos y succionado su rojo e hinchado clítoris. Luego se alejaría para meter de una estocada su polla larga y gruesa hasta hacer de él un desastre morboso, cachondo y húmedo. Arruinado, sería la palabra correcta. Aunque por unos segundos se imagino a ese alguien con el cabello gris...

Un pequeño ruido lo distrajo de sus pensamientos, notando cómo de su vagina resbala unas gotas de líquido, cayendo por sus muslos hasta dejar brillante la zona recorrida. Con sus dientes moliendo su labio inferior, lleva un su dedo índice para agarrar un poco de su líquido. Siendo ansioso lo decide pasear entre medio de sus gorditos labios depiladas. Estremeciendose por un acto tan simple pero que igualmente causa estragos en su receptivo cuerpo, siendo el caso cualquier toque u emoción puede afectarle de forma buena o mala.

El suave picor de su aroma dulce le hace demostrar que está excitándose con sus toques.

Recordando que no hay nadie en su hogar, va hasta su cama, acostándose de espaldas no sin antes haber dejado todos sus regalos en un rincón de su habitación. Levantando su remera corta, con su mano derecha va hasta su pecho, empezando a rozar con cuidado su tetilla hasta hacerle soltar un suspiro por el frío cooperando en su caliente cuerpo algo tembloroso. Con su izquierda se da caricias en su cuerpo pálido, cerrando sus ojitos para centrarse en sus toqueteos propios, ser propio de si mismo hasta dejarse hecho un desastre. Fue así guiándose hasta llegar a su monte de venus, bajando más para apoyar sus cuatros dedo sobre su gordito coño, notando más húmeda filtrarse, no dudando en moler su vulva con ganas.