Había una vez, en una tierra muy, muy lejana, un monstruo de tres cabezas las cuales tenían cada una su propia cara, ese monstruo no era el más alto ni tampoco el más bajo, no era el más apuesto ni tampoco el más feo, solamente era el mismo y nada más, el toda su vida se había sentido aburrido, no tenía nada interesante que hacer o aprender, pero un día se enteró de que en un tierra lejana al sur, se encontraban seres diferentes a él, muy bien vestidos, repletos de objetos e historias interesantes y de grandes sentimientos, por lo que decidió emprender un viaje por aquellos senderos lejanos de todo el reino.
Después de un tiempo logro llegar aquel pueblo, y cuando llego noto de inmediato las grandes y pequeñas estructuras, animales, senderos oscuros e iluminados, casas pequeñas, medianas y grandes, mientras los árboles del bosque desprendían tranquilidad y las aves del cielo hacían su canto desde lo más alto. Todo esto dejo sorprendido aquel monstruo, por lo que decidió ir a conocer a todo el pueblo, este era un pueblo de lo más hospitalario y tranquilo, todos los meses llegaban nuevos turistas y visitantes que se hospedarían en aquel pueblo, por este motivo ya estaban acostumbrados a recibir a gente nueva, solo que esta vez...no sería humano. Luego de un rato el monstruo llego al centro del pueblo, sus habitantes se impresionaron al ver tal criatura, así que lo recibieron con amabilidad y cautela, después de que todos le dieran la bienvenida se retiraron, pero después de un rato llegaron unos últimos tres habitantes, un doctor, una estudiante y un hombre misterioso.
– "Hola, soy el doctor de este pueblo, mi nombre es Jake, ¿Y cuál es tu nombre?" Pregunto el doctor.
– "Mi nombre es Glomp" Respondió el monstruo.
– "Hola, soy una estudiante del pueblo, mi nombre es Jessie, ¿Y cuál es tu nombre?" Pregunto la estudiante.
– "Mi nombre es Klack" Respondió el monstruo.
– "Hola, yo solo soy nadie...pero mi nombre es Leicon, ¿Y cuál es tu nombre?" Respondió el hombre misterioso.
– "Mi nombre es Duld" Respondió el monstruo.
En ese momento, cada cabeza del monstruo se presentó ante esos tres habitantes, como...Glomp, Klack y Duld, un nombre diferente para cada cabeza del monstruo.
Más tarde, al atardecer los habitantes del pueblo se preparaban para hacer una fogata y contar historias y comer con sus amigos, mientras tanto el monstruo fue bien recibido en un hotel, para los habitantes él era un turista especial y para el...unos seres interesantes. Al anochecer el monstruo se encontraba en su habitación del hotel mientras veía a todos los habitantes desde la ventana y decía:
– "Que bien me la estoy pasando, todos me agradan" Decía Glomp.
– "Bueno...me esperaba algo más entretenido" Susurraba Klack.
– "La verdad estoy empezando a sentirme algoincómodo" Pensaba Duld.
Cada cabeza del monstruo tenía su propio pensamiento, diferentes palabras viniendo de un mismo cuerpo. Luego de una hora, el monstruo salió de su habitación para dirigirse al centro del pueblo donde estaba la fogata rodeada de gente, entonces cuando el monstruo iba llegando el granjero gritaba diciendo: "Al fin! – gritaba – ¡Al fin te has dignado a salir de tu habitación! Ja, ja, ja, ja"
– "Lo siento, es que me quedé dormido un rato y vine porque sentí curiosidad de saber que hacían" Decía Glomp.
– "Tranquilo no hay porque disculpase, solo bromeaba" Replico el granjero.
Entonces los habitantes continuaron divirtiéndose, algunos degustaban de los bocadillos, otros apreciaban el bonito cielo estrellado, unos miraban fijamente el fuego de la fogata y otros se recostaban a descansar. El monstruo también se la estaba pasando bien, pero después de un rato se aburrió, y se alejó de todas las personas del pueblo y se fue a una pequeña colina en donde podía apreciar el paisaje con más tranquilidad.
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El Monstruo de las Tres Cabezas
Short StoryÉrase una vez, un monstruo de tres cabezas que vivía en solitario, el se encontraba muy desanimado y aburrido, ya que no tenia nada nuevo que hacer o aprender, pero un día se enteró de que en unas tierras lejanas existían seres diferentes a el, ¡Hum...