_¿no crees que deberías detenerte? -pregunto el árabe mientras mientras miraba una foto -
_no -contesto en un tono seco y serio -
_¡pero estás llendo muy lejos Gau tienes que parar! -rogo con los ojos cristalizados y dejó la foto en una mesita de...
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Era una noche fría y tenue de esas en las que hasta la luna tiene miedo de salir y se cubre con nubes grises, las calles vacías sin ni una sola alma en ellas, unos ligeros rayos de luna penetraban la ventana y la luz de luna se poso sobre iluminando su piel una sonrisa se formó en su rostro mientras estaba sentado en la silla giratoria jugueteando con un cuchillo en la mano izquierda mientras miraba por la ventana de la oficina. Le'ebb abrió la puerta con delicadeza como si quisiera que no lo escucharán pasar, miro al argentino sentado en la silla giratoria, juraría no afirmaría que con el brillo de la luna sobre su rostro se veia hermoso, volvió a sentir Mariposa en el estómago y luego un escalofrío al verlo con un cuchillo en la mano, aquella sensación de amor-terror que sentía al verlo en ese estado era indescriptible para los ojos de alguien cuerdo pero el amor ciega hasta los ojos más coherentes Trago saliva pero antes que pudiera hablar fue interrumpido por el argentino que se había dado cuenta de su presencia.
_¿que pasa le'ebb?-pregunto con la mirada dirigida al cuchillo -
_lo tenemos -dijo con la mirada baja-
_genial -dijo y dio un salto de la silla- sabía que podía contar con vos gasparin -sonrió-
Se dirigió hasta la puerta y antes de que pudiera salir sintió como lo tomaban por el hombro y dió la vuelta
_Gau por favor trata de controlarte ¿ok? -dijo tratando de disimular el nerviosismo en su voz -
El argentino blanqueo los ojos en un gesto de fastidio y coloco su mano en la cabeza
_a ver no te prometo nada -dijo aún con la mano en la cabeza -
_por favor solo......
_no le'ebb no llegue hasta donde estoy con sutilezas -dijo serio -
El árabe bajo la mirada entristecido por la respuesta del argentino, el cual al notar esto se acerco y acaricio su mejilla.
_veni acompañame -dijo un poco más calmado -
El turbante solo asintió y le abrió la puerta al argentino ambos bajaron las escaleras del edificio y al salir un auto negro los esperaba en la acera se subieron y el auto continuo su rumbo y se perdió en aquella noche oscura.
_¿en que piensas?-pregunto el ruso apoyando su mano en su hombro-
_en nada -dijo la francesa con nostalgia en su voz mientras tenía en la mano una foto de ella y su padre-
_¿lo extrañas? -pregunto-
_si -dijo con la mirada perdida en la foto - hace un año que no se nada de él es tan difícil
_lo se amor este último tiempo a sido muy cambiante y es difícil para todos acostumbrarse pero confío en en que todos va a mejorar -dijo confiado -
Ambos se abrazaron tratando de consolarse el uno al otro y como único consuelo se tenían a ellos mismos.
