Los rayos de sol del nuevo día se filtraban por la ventana a través de las cortinas, dando una tenue luz a la habitación. Sara abrió los ojos. Estaba de costado mirando hacia la mesita de noche, así que alargó un poco el cuello para mirar el despertador: las 7:00. Hasta las diez no tenía que estar en la oficina, así que tenía tiempo de remolonear un poco. Sonrió aún medio dormida, recordando el día anterior. Había sido perfecto. Su segundo aniversario de boda con Franco. El la había despertado con flores, desayuno en la cama y músicos en el jardín. Luego habían pasado el día paseando por los alrededores, incluso habían llegado cabalgando hasta la roca donde siempre se encontraban y donde se empezó a fraguar su amor. Y por la tarde fiesta con la familia. Quintina y los demás empleados organizaron una barbacoa en el jardín, y colocaron farolillos, y velas en las mesas. Vinieron Juan y Norma con Juan David, que ya había cumplido tres años, y la pequeña Martina, de tan solo seis meses, una preciosa muñeca de rizos negros como su papá; Oscar y Jimena vinieron caminando, pues su casa era la más cercana. Ella estaba preciosa, el embarazo le sentaba de maravilla y estaba más guapa que nunca; Gabriela llegó con Don Martín, con una cara de felicidad que hacía sospechar que esa nueva amistad con el nuevo vecino no era tan inocente como ella pretendía hacer creer; Ruth llegó con Eva y Benito, pues Antonio andaba con exámenes en la Universidad. Desde que Benito y Eva eran socios, él parecía otro, incluso había adelgazado más de 15 kilos.
La fiesta estuvo de lo más animada y cuando el último de los invitados se fue, ella se había dejado caer en el sillón derrotada, tenía los pies muertos de tanto bailar y de no haber parado en todo el día de hacer cosas. Franco la descalzó, la tomó en brazos y la subió a la habitación como a una niña pequeña, y luego... bueno, luego nada, porque él fue a darse una ducha y ella debió quedarse dormida porque no recordaba nada más. Qué fin de fiesta más desastroso para un aniversario de boda!.
Dio media vuelta en la cama. Una cabeza rubia con el pelo revuelto descansaba en la almohada, a su lado. Sara lo miró con ternura e infinito amor pero evitó tocarlo para no despertarlo. Franco estaba desnudo acostado sobre las sábanas, esos días estaban siendo los más calurosos del año. Recorrió su cuerpo con los ojos, de la cabeza a los pies y de nuevo de los pies a la cabeza, sintiéndose la más afortunada de las mujeres por tener un marido que, además de todas sus virudes, fuera tan tremendamente atractivo. Al subir la cabeza, se encontró de repente con dos profundas lagunas que la miraban, y una mueca divertida en la cara:
-¿Qué tal la inspección? ¿algo que arreglar, cambiar, o me puedes poner la pegatina por un año más?
El rostro de Sara se iluminó con una enorme sonrisa:
-"bueno... con una inspección ocular no basta, tendría que... no sé... tocar... palpar... ver qué sabes hacer... hay que comprobar que no hay nada defectuoso".
Franco le devolvió una sonrisa picarona y se le acercó muy despacio a la vez que le susurraba al oído: "comprueba lo que quieras... ya que anoche no pudiste comprobar nada..."
-Ay, amor! lo siento! debí quedarme dormida mientras te duchabas! De verdad que estaba deseando quedarme a solas contigo... pero me pudo el cansancio. Pero como ahora tenemos tiempo, te voy a compensar...
Sara le dio un pequeño empujón dejándolo de nuevo tumbado boca arriba. Se quitó la sábana de encima y se dio cuenta de que estaba desnuda: "¿me quitaste tú la ropa anoche? ni siquiera me enteré". "Claro", le respondió Franco, "no ibas a dormir con zapatos... y ya que no me ibas a dar ni una pequeña caricia, al menos pude dormir acurrucado a tí". Ella le sonrió con amor y deseo y de un movimiento se colocó encima de él. Le tomó la cara con las manos y comenzó a darle pequeños besitos por la frente... los ojos... le mordisqueó la oreja... hasta que él se desesperó y, agarrándole la cabeza, buscó su boca. Fue un beso suave primero, que poco a poco se fue haciendo más profundo. El le pasó suavemente la lengua por los labios y ella cerró los ojos, dejándose llevar por las emociones que sentía en ese momento. Separó su boca de la suya y continuó besándolo por el cuello y el pecho, mientras sentía las manos de él que le recorrían la espalda desde las caderas a la nuca. Se separó un poco para mirarlo a los ojos y se encontró con una mirada llena de amor y pasión que lo decía todo. El se incorporó y, sin soltarla, le dio la vuelta y se puso encima de ella, separándole las piernas suavemente con las suyas. "Sara.... no puedo esperar, me vuelves loco...". Ella le sonrió y lo atrajo hacia sí, indicándole que, de cualquier manera, estaba lista, y que lo deseaba tanto como él a ella. A partir de ese momento, el tiempo se paró, y solo fueron dos cuerpos fundidos en uno, moviéndose al compás, impulsados por el deseo y el amor...
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Me olvidé de ti
FanfictionEstá historia no me pertenece, es de una autora que se hizo llamar maria13s, es del año 2005 y está ambientada en pdg1, me gustó mucho, por lo que me tomé el atrevimiento de copiarla y re publicarla acá para ustedes. La encontré publicada en este si...