only cap

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Su cara estaba completamente desordenada, de sus ojos salían gruesas gotas de agua salada causadas por los fuertes golpes embestidas de la gran polla que golpeaban con brutalidad su garganta.

Las palabras incoherentes y mal sonantes sobre el mismo lo hacían sentir tan raro.

El no era la persona fría, terca, pacífica y cerrada que es siempre.

Ahora en frente de sus ojos se está comportando como toda una puta, deseando ser destrozado por un hombre de ojos onix y cabello azabache que tenía un novio más "femenino" que él.

— Sabes... Tal vez si no tuviera novio, estuvieramos en mi casa, yo follandote como si no existiera mañana y tú solo recibiendo lo que mereces por tu cuerpo... — Comentó el cabellos oscuros mientras acariciaba con delicadeza el cabello poco sudado del ojos ámbar.

Aquino solo pudo asentír levemente por el pedazo de carne que tenía en su cavidad bucal, la baba comenzaba a salir por la comisura de sus labios hinchados, sus mejillas rojas como tomate le daban la viva imagen de sumiso.

— ¿No? — cuestionó pícaro mientras sonreía con dulzura que escondía todos sus sucios pensamientos. Sacaba de vez en cuando suspiros y jadeos por los movimientos que causaba el cabellos castaños sobre su pene.

Aquino no aguantaba, sentía que sus pulmones se quedaban sin oxígeno, sus piernas temblaban por la posición tan incómoda y cansada, no era actor porno como para aguantar horas así.

— Veo que ya te cansaste bro — vió como recibía un asentír del contrario — que tal si hacemos esto más rápido — dijo para dejar de acariciar el cabello esponjoso y tomarlo bruscamente causando que se escuchara un quejido de dolor por el contrario y empujara rápidamente su cabeza hacia su cuerpo, causando que la respiración fuera aún más pesada de lo que era.

Soltó un gemido grave al sentir las calidad paredes abrazar su miembro, el éxtasis y la tentación de querer más lo carcomía, parecía que su cuerpo necesitaba más que eso.

Pero salió de su trance al sentir leves golpes en su pierna, proveniente del castaño. Este lo miraba de manera indescriptible, Natalan juraba que podía ver unos pequeños corazones en las pupilas del menor.

— ¿Qué?, ¿Acaso quieres que saque mi polla de tu boquita? — cuestionó mientras miraba con orgullo lo que lograba hacer sobre el que estaba abajo de el.

Aquino asintió penoso, se estaba asfixiando realmente, su garganta ardía completamente y urgía que alguien le atendiera ahí abajo.

— Que lindo, tal vez... — el azabache tomo fuertemente un bonche de cabello castaño y de un tirón saco su miembro, dejando ver un hilo de saliva que unia los labios del ojos ámbar con su glande.

La respiración agitada del cabellos ocre se escucha por toda la habitación, su cuerpo estaba temblando como una gelatina, sus ojos ardían, no paraba de sacar gotas de agua salada sobre estos.

Sus labios rojos y húmedos por la acción antes echa, su garganta doliendo. Era una tortura placentera por así decirlo.

Pero antes de que dijiera algo escuchó unas palabras provenientes del Onix.

— Una metida de pito te haga reflexionar — y sin más que decir el heterocromático alzó al castaño y lo dejo caer sobre la cama.

— ¿P-pero no dijiste que solo era una mamada? — pregunto nervioso el orbes naranjas al sentir como unas manos se colaban abajo de su buzo y comenzaban a tocar con melancolía su torso.

— ¿Enserio te importa eso ahora que estamos cogiendo bien chido?

— Pues claro.

— Cállate — Natalan le plantó un piquito cariñoso sobre los afelpados labios del menor — Aver si con eso te calmas.

— ya cállate webón y besame — comento con picardía el castaño apoyando sus manos en la nuca del ojos oscuros, para después acercarlo más a él y unir sus labios en un beso lleno de pasión.

— Ya pues, tal vez mañana te lleve a comer.

— ¿No que ibas a llevar a Soa?

— El va ir con Loco, aparte, ¿Tu no estabas enojado con el?

— ¿Y eso que tiene que ver con la pregunta que te hice?

Ahí están dos hombres peleando por quién es más inteligente, lo normal cuando Aquino le terminaba de hacer una mamada a su "amigo" un fin de semana.

O cuando Natalan llegaba enojado del trabajo y Aquino lo trataba de calmar por las tardes.


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