30 Días (Ayato x Megamo) ♡♡♡

Día 4 ⟨En una cita⟩

Megamo se encontraba en su oficina caminando de un lado a otro pensando en que hacer para el aniversario de bodas con Ayato.

Era su primer aniversario juntos y estaba tan emocionado por haber logrado estar junto al amor de su vida. Muchas veces lo vio improbable porque su competencia era mucha, y a veces él mismo dudó de si Ayato lo ve atractivo o si le llegaría a gustar. En gran parte sentía que los mejores amigos triunfarían porque eran y son sin duda inseparables. Pero da igual, eso es historia de otro cuento.

Megamo se encontraba buscando lugares, los mejores lugares de ser posible. Sabía que para Ayato el mejor lugar era uno donde puedan estar juntos y tranquilos, para Ayato el simple hecho de estar juntos era suficiente, entonces no importa a dónde lo lleve. 

Pero él quiere darle algo especial, tan especial como lo es él para él. Aunque nada de lo que haga podría igualar, de manera, los sentimientos que tiene por su príncipe.

Siguió descartando lugares, ya que gracias a sus propias experiencias sabe que tan concurridos son, y eso arruinaría el ambiente de 'cita a solas para el aniversario'. Así fue que decidió descartar por completo los restaurantes, tendrá que hacer las cosas por sí mismo... Ese fue el último pensamiento que tuvo antes de salir de su oficina, sin olvidarse de dar la orden de mantenerlo informado de cualquier cosa que pueda pasar en su ausencia.

Así fue como terminó en una pequeña cabaña frente a la playa (privada) de su familia. Con ayuda de unas decoradoras, adornaron el lugar con unas series de bombillas. Colocaron una mesa de tamaño mediano, asegurándose de que se viera lo más bonito posible. Él estuvo presente en cada pequeño movimiento de vasijas que hicieron, quería asegurarse de que todo saliera lo mejor posible.

Entre tanto ajetreo pasaron las horas llegando a las tan ansiadas 6:00 pm, después de darle el efectivo a las decoradoras, fue a darse una ducha, ponerse la ropa que a Ayato más le gusta de su guardarropa, y no sin antes olvidarse de echarse la colonia del final feliz. Tan pronto como se sintió conforme con su apariencia, tomó las llaves de su auto para apresurarse a recoger a Ayato.

_ Megamo arregló por última vez el cuello de su camisa y con la mano vacía tocó la puerta de la habitación que comparte con su marido. -Ayato-kun... Cariño, ya estoy aquí para llevarte. - Avisó alzando ligeramente la voz para ser escuchado

_ La puerta es abierta por el pelinegro con una camisa de botones sin saco, y pantalones de vestir negros. Este pelinegro al verlo esbozó una sonrisa enorme al ver a su contrario. - Megamo-Senpai... -Susurra suavemente en el oído del mencionado. 

_ Megamo inmediatamente se sonrojó por el honorífico, después de todo ya conocía lo que significaba ser llamado así por su amante. (Aunque a veces le trae recuerdos de la travesía que tuvo que pasar para que cuando lo llamara así, no pensar en Yamada) - Tomó la mano de Ayato, y como siempre lo hace, se arrodilló como cuando pidió matrimonio y besó la mano que llevaba el anillo, que era la versión material de la promesa que se hicieron. La promesa de amarse y respetarse hasta que la muerte los separe. - Te traje esta rosa... - Susurró, permaneciendo aún de rodillas.

_ Ayato se sonrojó notoriamente, jamás se cansaría de esta versión de Megamo, quienes lo vieran sin conocerlo, no se creerían que él es la viva encarnación de un príncipe. Su príncipe... Así que sin más titubeos, Ayato tomo la rosa y la acercó a su pecho bajo la atenta mirada de su amante, que únicamente se enfocaba en él, como si estuviera viendo al ser más maravilloso del mundo.

_ Cuando Megamo por fin se paró del suelo, sujetó con firmeza y suavidad la cadera de su contrario, atrayéndolo a él en un beso, que era lento y suave, pasando de un momento a otro a estar contra la pared con la respiración entrecortada.