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Sin notar, cada vez iba perdiendo amigos

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Sin notar, cada vez iba perdiendo amigos. Cada vez estaba más sola que nunca. Este sentimiento era cada vez más agotador y derrotador.

Simplemente pasaba en mi cuarto, sin saber que hacer en las a fueras.

Un día decidí por fin salir a caminar, por obligación de mi madre. Cuando salí entre de inmediato a buscar un abrigo o algo que me cubriera. El frío se me hacía insoportable, más pasando mi sensibilidad ante todo.

Cuando salí de nuevo, camine hacia el centro, aproveche para pasar a la librería a ver qué libro bueno podría haber.

Al elegir uno llamado "Mujercitas" de Louisa Alcott. Habían demasiados escritores en aquellas épocas y muchas más cosas que eran interesantes. Leer simplemente era genial, el dibujar era genial y también cantar, no sabía de canto... Para ser sincera, pero amaba la mayoría de eso, sobre todo cantar.

Al regreso de mi casa encontré a un chico gritando, al acercarme ví a un chico risueño y unos hermosos ojos verdes.

En galerías Gourmet estaba, aquel chico, todos se acercan a verlo.

Al parecer estaba promocionando unos chocolates... ¿Extraños? La verdad no quería probarlos.

Al verlo demasiado, me vio, me notó. Al hacer contacto visual simplemente saludé y el solo guiño un ojo.

No quería quedarme como rara.

Ahora si, de verdad regresé a casa. Le enseñe el libro que compre a mi mamá y simplemente dijo -Menos mal que saliste, ya era hora.-

Iba a pensar, no... ¡Juraba, que iba a morir allí encerrada!

Al momento de comenzar a leer el libro, pensé en aquel chico... Era extraño, pero se veía amigable, para ser honesta.

De un momento a otro, al llegar a la mitad del libro, comencé a cabezear cada vez más hasta que me dormí allí, con el libro en las piernas y yo con la lámpara prendida.

Al día siguiente simplemente me resigne a escribir un par de cosas que se me ocurrían.

Al día siguiente simplemente me resigne a escribir un par de cosas que se me ocurrían

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