Nos vimos obligados a dejar aparte nuestras ambiciones de poder. El enemigo se convirtió en aliado, al fin y al cabo, todos éramos humanos.
De Marte, el nuevo hogar de la humanidad, por Katherine Clark ex-senadora de la FNM (Federación de Naciones Mundiales)
Marte, el planeta rojo, ha jugado un gran papel en la historia de la humanidad. Ha sido venerado como deidad por diversas culturas, como los romanos y los griegos. Incluso le dio nombre al segundo día de la semana.Pero Marte nunca fue tan importante hasta que se convirtió en la única esperanza por la humanidad.
Todo empezó con Martin Santiago un astrónomo de veintiocho años que estaba estudiando trayectorias de algunos meteoroides y comillas por su doctorado en Mauna Kea, Hawai.Lo que no sabía el joven astrónomo era que descubriría una verdad aterradora en sus cálculos. El dieciocho de agosto de 2127, Martin Santiago detectó que el cometa Swift-Tuttle, que no hacía más de un año que había pasado cerca de la Tierra, había sido influenciado por Júpiter y su gran masa, perturbando así su órbita. En vez de dirigirse hacia las afueras del sistema solar, ahora parecía volver a orbitar el Sol mucho antes de lo esperado.
Aquel descubrimiento, inocente en apariencia se volvería en el final tal y como lo conocemos del planeta Tierra, cuna de la raza humana.
Inicialmente, la noticia de la desviación del cometa Swift-Tuttle no causó mucha conmoción, algunos ni se habían enterado de que hacía un año un cometa había pasado cerca de la Tierra. Pero a pesar de interesar, los más pendientes por más información sólo eran los astrónomos y científicos.
No tardaron mucho en calcular su nueva trayectoria y, una vez que los cálculos fueron finalizados, la aterradora realidad salió a la luz. La humanidad en completo aguantó la respiración, porque el cometa Swift-Tuttle impactaría contra la parte Atlántica del hemisferio norte en aproximadamente diecisiete años. El margen de error no permitía especificar quién recibiría la parte central del impacto si América o Europa, pero las consecuencias sentenciaban la vida humana en el planeta a corto plazo. Con algo de suerte, el margen de error daba una probabilidad de impacto contra la Luna. Desgraciadamente, esto sólo haría retrasar el mismo desenlace, ya que el impacto alteraría la órbita de la Luna misma: haciéndola acercar a la Tierra, causando una destrucción más devastadora todavía. A lo sumo se ganaría unos días más antes de la aniquilación de la vida terrestre.
Se estima que el meteorito que había terminado con los dinosaurios medía catorce kilómetros de diámetro. El cometa Swift-Tuttle medía veintiséis km y se acercaba a la tierra a una velocidad de sesenta km por segundo. La cosa no pintaba bien por los humanos.
La población, inicialmente, pensó que era una broma de mal gusto, como ese programa de radio antiguo que enuncia una invasión alienígena. Luego empezó la desesperanza.
En un mes se creó la Federación de Naciones Mundiales. Una unión mundial nunca vista, con el único objetivo de asegurar la supervivencia de la raza humana.
La Federación quería lanzar naves interplanetarias llenas de explosivos con la esperanza de desviar la trayectoria del cometa o destruirlo en pequeños meteoroides, lo suficientemente pequeños para desintegrarse al chocar contra la atmósfera de la Tierra. Pero la tecnología para lanzar la cantidad de explosivos necesaria no existía en ese momento y se tardaría más de diecisiete años en conseguirla. No tenía tiempo. Cuanto más lejos estuviera el cometa Swift-Tuttle en su intento de desviarlo, más oportunidades de éxito tenía la operación. Si esperaban demasiado, no tendrían ninguna posibilidad.
Dos naves interplanetarias modelo ICARUS-3 equipadas con bombas atómicas fueron lanzadas a toda prisa, con la esperanza de desviar suficientemente la trayectoria para que pases de largo la Tierra. Las probabilidades de éxito eran escasas. Por tanto, se tuvieron que empezar a considerar alternativas.
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El Hallazgo de Vida
Science FictionLa humanidad perdió su cuna. La Tierra fue abandonada junto con la mayoría de sus habitantes, ante la llegada de su destructor, el cometa Swift-Tuttle. Más de doscientos años después el ser humano se expande por el sistema solar.