Paraguas

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Eran las 7 de la mañana de el 7 de abril, aun hacía fresco por la mañana y llovía. Mikasa vivía encima de la teteria de su tío Levi junto con el. El se encarga de cuidar de ella mientras atiende el negocio, es un poco malhumorado y maniático del orden y la limpieza hasta llevarlo al extremo. Quizás por esa razón le ha ido tan bien y no le falta de nada.

Mikasa se dirigia hacia el instituto por primera vez a iniciar el bachillerato, le era indiferente por lo que no se sentía nerviosa, con su uniforme escolar de chaqueta verde, camisa blanca, lazo color vino claro y falda plisada negra, abrió su paraguas caminando hasta la estación.

Mientras subía al tren fue aplastada chocando con un joven estudiante, pues había mucha gente a primera hora de la mañana. El muchacho agarró sus hombros sujetandola para que no cayera, la cara de la chica impactó entre la clavícula y el cuello del joven.
-¿Estás bien?- preguntó el chico desconocido de uniforme escolar estilo Gakuran.
Ella dirige la mirada hacia él sonrojandose y apartandose rápidamente de él.
-Si, lo.. lo siento, disculpa- Dijo Mikasa sin prestar mucha atención a su rostro por la vergüenza, se dispuso a desplazarse a otro vagón para no pasar mal trago.

Llegó a la estación de destino donde bajaban y subían más personas, el joven quiso ir tras ella para ofrecerle una disculpa por ser tan grosero de no responder a sus disculpas pero la perdió de vista en la multitud.

Era la primera hora de clase y Mikasa entró de las últimas, se sentó junto a la ventana en el sitio que le tocó, cuando sacó sus cosas del bolso. Una mano se posó sobre su mesa, ella miró hacia arriba con cara de pocos amigos.
-Eres... ¿Eres la chica del tren de esta mañana?- preguntó el joven que se sentaba a su lado. Ella abrió los ojos de par en par sorprendida y se puso en pie de los nervios, tomó su propia mano y miró hacia otro lado. -Yo... lo siento mucho... había mucha gente queriendo entrar rápido y fuí empujada, no quería chocarme contra nadie. - El joven la miró sorprendido. -No yo..- Justamente entró el profesor por la puerta interrumpiendo para dar comienzo a la jornada.

Todos los alumnos se pusieron en pie para recibir y dar los buenos días al profesor antes de comenzar la clase.

Era la hora se marcharse a casa y Mikasa tenía que hacer un par de trámites de traslado de expediente académico entre otra cosa. Se le fue la hora y ya no había nadie en el instituto, fue a cambiarse de zapatos y regresar a su casa, cuando fue a agarrar su paraguas, este ya no estaba y solo quedaba uno. Pensando que ya no había nadie más lo tomaría prestado y mañana lo devolvería, salió por la puerta y llovía muy fuerte, abrió el paraguas y cuando anduvo un par de metros alguien se acercaba corriendo.
-¡Eh! ¡Mi paraguas!- Corrió un chico hacia ella, ella se giró y muy sorprendida, era el paraguas de su compañero, el chico de esta mañana en el tren. Se avergonzó todavía más y se lo devolvió. -Perdón, lo siento, pensé que alguien se le había olvidado y que no había nadie y pensaba devolverlo mañana por la mañana- se dió la vuelta y quiso salir de la situación tan incómoda que estaba pasando. -¿y tu paraguas, donde está? Llevabas uno esta mañana.- preguntó el chico, ella sin darse la vuelta y nerviosa. - Alguien debió llevárselo.- respondió bajo la lluvia. 

El joven se acercó junto a ella y la resguardó de la lluvia. -Podemos compartirlo, te acompañaré a casa- dijo él. -Pero no bajas en la misma parada.- respondió ella negando con las manos. -No importa, cogeré después el siguiente tren, llueve mucho, hace frio, si te mojas enfermarás.- respondió el chico.

Ella le miró a los ojos, era la primera vez que lo hacía, tenía los ojos verdes azulados y el pelo castaño asintió con la cabeza, hacia mucho tiempo que no le miraba a alguien a los ojos. Ambos se dirigieron a la estación cuando iba a cruzar por el paso de peatones la joven Mikasa justo se puso el semáforo en rojo y pasó un coche muy cerca de ella salpicando un charco de agua mojandola por completo, al mismo tiempo el joven ojiverde la agarró por la espalda rodeando su cintura con sus brazos y ponerla contra la pared. El no se mojó mucho, pero su corazón iba a mil por horas y volvía a estar a centímetros de ella. -Ten más cuidado, podrían haberte atropellado-.Sacó un pañuelo de su chaqueta y le secó la cara, agarró el paraguas del suelo -lo siento- resolvió ella, volvieron a tomar el camino a la estación -No fue culpa tuya, eso quería decirte esta mañana pero no fui capaz de hacerlo y tampoco ha sido ahora tu culpa.- respondió con un tono de preocupación.

La pelinegra empezó a tiritar de frío y el ojiverde buscó en su cartera y sacó una bufanda y una sudadera. -Quítate la chaqueta mojada y ponte esto, te quitará el frío, aún por la mañana y a la tarde hace frío, deberias abrigarse.- se puso la sudadera y el le colocó la bufanda alrededor de su cuello.

De camino a casa de la Ackerman hablaban sobre el instituto y de lo que querían dedicarse cuando terminasen de estudiar a lo que el ojiverde cayó en cuenta de que no sabe el nombre de la chica que tomó su paraguas.
-por cierto ¿cómo te llamas?- mirándola sin hacer mucho contacto visual con ella. -Nunca te he visto y normalmente los alumnos del instituto nos conocemos todos desde pequeños, hemos ido a las mismas escuelas- concluyó el joven. Mikasa sorprendida - Pensaba que ya lo sabías ¿Eres delegado no?- Le miraba de reojo y con timidez. -La verdad es que de el parte de asistencia se ha encargado Armin Arlet, es mi mejor amigo de la infancia- se rascaba la sien con una sonrisa -Por lo menos quiero saber quien es la chica que se sienta a mi lado y casi me deja sin paraguas-. La joven se ruboriza y da un paso hacia atrás pidiendo nuevamente disculpas. -Ah no tranquila es broma lo del paraguas, solo pretendía que te rieras, tienes una mirada triste, no pretendo entrometerme en tus asuntos, pero si me gustaría llamarte por tu nombre.- ella se quiso esconder con la bufanda. -Mi nombre es Mikasa Ackerman. Aquí vivo yo, gracias por acompañarme, te daré la bufanda y la sudadera cuando la tenga lista y lo siento por las molestias.- sujetando el paraguas con una mano y la otra la cartera. -Ackerman, no te preocupes, mañana nos vemos.- se giraba para redirigirse de nuevo a la estación. -¿Cómo te llamas?- preguntó nerviosa, el joven se giró hacia ella y le respondió con un tono pícaro -Eso tendrás que averiguar, mi nombre.-

Mikasa subió las escaleras y abrió la puerta de casa, Levi estaba preparando la cena y vió que su sobrina llegaba con ropa que no era suya y ya oscurecido el día, encima mojada -¿De dónde vienes tan tarde? ¿De quién es esa sudadera y bufanda?- la miraba con incertidumbre. -De el instituto, tenía que quedarme para entregar el traslado de expediente, mi paraguas desapareció y un compañero me acompañó hasta casa, de camino un coche me salpicó y me mojó, entonces me prestó ropa.-  respondió omitiendo que casi la atropellan. -pero ¿quién te ha acompañado?- concluyó el tío Ackerman. -No lo sé, no sé cómo se llama- levantó sus manos un poco irritada -En la etiqueta de la sudadera tiene que venir su nombre y su dirección. De todas formas. Eso no es un pueblo, deberias tener cuidado.- puso su mano sobre el hombro de la joven. -deberias ir a darte un baño para entrar en calor.- Le dió toallas limpias a Mikasa.

Después de bañarse y de cenar, Mikasa subió a su cuarto y se recostó sobre la cama. No podía dejar de pensar en el, pasaba por su mente el olor de su piel cuando chocó con él en el tren, en su sonrisa y sentir su respiración tan cerca de ella. Se sentó en la cama y agarró la sudadera y la bufanda y encontró el nombre del chico misterioso. Eren Jaeger, lo colocó para lavarlo y devolver el préstamo. Se metió en la cama y apagó la luz y una pequeña sonrisa salió de sus labios antes de dormir.


Hola, os traigo el primer capitulo de una historia de amor y también drama, no mucho pero si un poquito:3 espero que os guste <3



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