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¿Otra fiebre?

Se dirigió al baño y se tocó el cuello, que sentía ligeramente caliente, pero no estaba seguro.

¿Ese calor se debía a la medicina que le había dado Enon?

¿La fiebre anterior también se debía realmente a ella?

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La oscuridad se cernía ante sus ojos, como si estuviera inmerso en la más absoluta oscuridad.

Perdido en la bruma, Yuder se dió cuenta de repente de que estaba tumbado boca abajo. Nunca dormía en esa posición. Era extraño. Cuando intentaba adaptarse y levantarse, alguien desde atrás le presionó la cintura, deteniendo su movimiento.

Al mover su pesado brazo para alcanzar la espalda, le agarraron la muñeca y volvieron a empujarle hacia abajo. Al mismo tiempo, la cama se estremeció y una extraña sensación recorrió todo su cuerpo. Antes de que su mente pudiera reconocer lo que era, sus sentidos siguieron el origen de la sensación, precipitándose hacia abajo.

Debajo de su cintura, más y más profundo.

De esa profundidad surgió una intensa descarga que llenó su cuerpo de calor. Su corazón se aceleró a una velocidad incomparable, bombeando sangre con fervor. Abrumado por la sensación, un jadeo sin aliento escapó de sus labios abiertos.

"Ahh..."

Fue entonces cuando se dió cuenta de la situación en la que se encontraba. Los fríos guantes de cuero que le inmovilizaban las muñecas y la intrusión en su interior anunciaban su innegable presencia.

'Kishiar'.

Cuando el nombre pasó por su mente, sintió que le sudaba todo el cuerpo. Una sensación de ardor llenó su cabeza, haciendo que todo se volviera borroso. Su cuerpo se tensó involuntariamente debido a un aroma abrumadoramente estimulante.

Cuando una fuerza penetró en lo más profundo de su ser, la sensación interior respondió con un movimiento pronunciado. Un ritmo natural y familiar, que penetraba profundamente y luego se retraía, le arrancó otro jadeo. Morderse los labios no sirvió de nada para reprimirlo.

Y entonces, el ritmo continuó.

En un mundo en el que todo parecía tragado por la oscuridad excepto las sensaciones, su respiración agitada y la de la figura que tenía detrás parecían los únicos signos de vida. El placer era afilado como un cuchillo y profundo como el fango. Se sentía como ser envuelto por una criatura marina sin huesos, arrastrado al infierno, y luego salir frenéticamente a la superficie en busca de aire sólo para ser arrastrado de nuevo hacia abajo.

Su mente gritaba ante la insoportable estimulación, buscando desesperadamente escapar, pero su cuerpo permanecía inmóvil, envuelto en los movimientos desde atrás. Su piel parecía agradecer la sensación, dejando escapar dulces gritos.

En medio de tan abrumadora confusión, el lugar en el que se encontraba parecía distanciarse, resonando con gritos. Incluso cuando su mente se nublaba y la fuerza abandonaba sus manos, el agarre de su muñeca seguía siendo fuerte.

A medida que su respiración se aceleraba, el cuero, inicialmente frío, se volvía cálido, provocándole escalofríos. Apretando los dientes, no pudo evitar los ruidos que se le escapaban. Lo que antes le era desconocido empezó a fundirse con él, haciéndose indistinguible. Como el metal que se forja continuamente sobre un yunque, se sintió golpeado y remodelado.

Por mucho que luchara, todo lo que quería ocultar quedaba cada vez más expuesto, mostrando su verdadero ser.

Ser golpeado.

[Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora