CAPÍTULO 1. UN CAMBIO INESPERADO

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Me encontraba desde hacía algunas horas en la biblioteca del palacio, uno de mis lugares preferidos, revisando documentos sobre asuntos estatales y tratando de poner en orden mis pensamientos. Había muchas cosas que tenía que hacer el resto de la semana y ni siquiera sé de dónde sacaría tanto tiempo para cumplir con cada una de ellas en tiempo y forma.

Me siento agotado.

Últimamente, siento que no puedo descansar lo suficiente; estoy teniendo problemas para dormir y para concentrarme. Supongo que necesito un respiro, pero eso tendrá que esperar. Solo espero que la próxima semana no sea tan pesada. De algún modo, tengo que conseguir ese merecido descanso o tendré que fingir estar enfermo aunque sea unos días. Aunque hacer eso tampoco es fácil, ya que no puedo evitar ir al médico; él viene a mí. Los doctores reales son muy inteligentes y sabrán inmediatamente que estoy fingiendo, lo que me traerá problemas, no graves, pero de todas formas seré reprendido de alguna forma por mi comportamiento. ¿Qué puedo hacer?

Ah, no lo sé.

La biblioteca es un lugar lleno de tranquilidad, alejado del ajetreo del palacio, y me permite concentrarme aunque sea un poco en mis deberes.

Me hace sentir mejor.

El documento más largo que he visto en mi vida está frente a mí. Suspiro, obligándome a tomarlo para leerlo, cuando de pronto siento la presencia de alguien justo detrás de mí, demasiado cerca, casi rozando la piel de mi oreja. Después, una voz susurra: "Aquí está su té, Su Alteza."

Volteo mi rostro para ver a Thomas, uno de los sirvientes de confianza, a unos centímetros de mí. Está demasiado cerca, lo cual me hace sentir extrañado. Los sirvientes, ni nadie, pueden acercarse demasiado a nosotros, y él lo sabe. Podría meterse en problemas, y no porque yo lo diga, sino porque estoy vigilado por varios pares de ojos las veinticuatro horas del día. Sin embargo, parece que nadie nota su presencia. Lo observo y veo que tiene en sus manos una bandeja que sostiene una taza de té humeante. Su rostro expresa seriedad, pero sigo sin entender por qué se acercó demasiado y por qué trae una taza de té que nadie le pidió y que tampoco parece tener intenciones de entregársela a nadie más que a mí.

Cuando estoy a punto de hablar, noto que debajo de la taza hay un papel muy bien doblado. No entiendo qué está pasando. Miro a Thomas a los ojos esperando una respuesta, y él se inclina de nuevo y susurra: "Es para usted."

Entiendo que lo que sea que esté escrito ahí debe leerse con discreción, pero me estoy poniendo nervioso. Nunca habían actuado de esta manera antes. Todos en este salón son personas de confianza. ¿Por qué tiene que venir Thomas fingiendo traerme una taza de té cuando en realidad viene a entregarme lo que claramente es una nota de alguien? ¿De qué se trata esto? ¿Quién lo ordenó?

Recibo la taza de té en mis manos y discretamente tomo el papel entre mis dedos. Doy un sorbo de té y le entrego la taza a Thomas con una mano, mientras desdoblo el papel con la otra debajo de la mesa. Thomas se va y bajo la mirada hacia el papel entre mis manos para leer:

"Ven rápido al estudio privado. Sé discreto y no vengas directo aquí. Primero ve a la cocina, luego a tu habitación y después aquí. No te distraigas, Arthur."

No tiene una firma, no hay forma de que sepa quién lo escribió pero sé quién lo escribió. Solo una persona se dirigiría a mi de esa manera.

Su Majestad, el Rey. Mi padre.

Mi corazón comienza a latir demasiado rápido; de pronto, comienzo a sentirme inseguro. Sé que esto no es bueno; el rey odia los juegos y no entiendo nada.

Permanezco sentado unos minutos más, fingiendo que estoy leyendo el documento que había tomado minutos atrás, pero si antes me estaba resultando difícil concentrarme, ahora me resulta imposible. Mi cabeza no deja de dar vueltas mientras arrugo el papel en mi mano derecha.

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⏰ Última actualización: Aug 26 ⏰

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