Violence -Jilix

11.

5 años después.

Un feliz matrimonio estaba en la cocina de esa cabaña tan hogareña en las afueras de la ciudad. La pareja arrullaba a su pequeño cachorro de tan solo 4 meses, mientras este miraba con adoración a sus padres, encantado por la hermosa voz que tenía su padre omega.

- Al fin conseguimos que durmiera.

- Conseguiste, siempre se duerme cuando escucha como le cantas mi cielo.- Sonrió enternecido el alfa por la hermosa escena que se había repetido continuamente.

- Hey, no te desanimes, en algún momento afinaras lo suficiente como para dormirlo, alfa.- Respondió con gracia el pequeño omega con sus ojitos brillando y soltando una pequeña risita.- ¿Podrías ir a ver a Ryujin?

- Por supuesto ¿Llevas tú a Taehyun a su cuna o quieres que lo lleve?

- Tranquilo, ve. Yo lo llevo.- Fue todo antes de que cada uno llevará su atención a un niño distinto.

El alfa camino rápidamente hasta la habitación de su hija mayor de 4 añitos.

- Princesa ¿Se puede?

- ¡Pasa papi!- Escuchó el grito animado de su pequeña y al abrir una sonrisa salió disparada cuando su vista la alcanzó.

- ¿Cepillaste tus dientes linda?

- Si papi ¿Y papi Sung?- Cuestionó intrigada, siempre iban ambos a arroparla y contarle un pequeño cuento antes de dormir.- ¡Tiene que arroparme y darme mi beso de buenas noches papi!- Se quejo la niña.

- Enseguida viene preciosa, sabes que debe dormir a Tae primero, porque él duerme más temprano. Quería ver como estabas solamente, olvidé preguntarte sobre tu día hoy, perdón por eso princesa ¿Me disculpas?- El alfa tomó en brazos a la cachorra y sus labios formaron un pequeño puchero.

- Mmm, solo si mañana desayunamos mis panqueques con dulce.- Sonrió divertida mientras miraba a su papi, quien no estaba del todo de acuerdo con esa carga de azúcar tan temprano.

- ¿Y si los comemos de postre en el almuerzo?- Después de que su pequeña lo pensara y aceptara fue que el omega mayor llegó a la habitación.

- ¿Qué tramas dulzura?- Cuestionó el peliazul con su cara de falsa amenaza.

- Papi Lix olvidó preguntar por mi día hoy, ¡así que dijimos que como disculpa hará mis panqueques con dulce de postre en el almuerzo!- La felicidad que irradiaba la pequeña fue contagiada a sus padres, quienes le sonrieron y la llevaron directo a la cama.

- Papi no volverá a olvidar eso mi amor, pero ahora debemos dormir ¿Si? Vamos preciosa.

La pequeña amaba tanto ese momento del día, amaba ver a sus padres juntos y felices con ella, contándole cuentos, arropandola. La hacían sentir tan querida.

Una vez el cuento terminó, ambos padres le dieron un pequeño beso en la frente a la pequeña y le desearon muy buenos sueños para luego irse a su habitación matrimonial.

Luego de haberse cambiado y recostado en la cama, el omega se acerco a su pareja, reposando su cabeza en el pecho ajeno y con su cuerpo relajado ante el aroma de su alfa. 

- Amor...-Llamo el peliazul queriendo la atención del otro.- ¿No es esto lo que habíamos soñado? es decir, todo lo que dijimos cuando dijimos ese sí se cumplió, todos nuestros deseos se cumplieron...- Hizo una pequeña pausa para ver a los ojos a su esposo y a sus hermosos ojos aguados por sus palabras junto a aquella sonrisa que un día lo enamoró y lo hacía cada día con mayor fuerza.- No puede imaginar lo feliz que soy de que todos los sueños que alguna vez tuve se estén cumpliendo contigo a mi lado. 

- Mi sueño se cumplió el día que aceptaste mi cielo, el día que aceptaste conocerme, que aceptaste a una cita y luego a otra a pesar de todo,el día que dijiste que sí querías ser mi novio y el día que dijiste que sí querías casarte conmigo, juro que desde que te vi yo supe que todos mis sueños iban a ser contigo mi amor. Nadie en este mundo puede comprender la forma en la que te quise y te ame desde que cruce esa puerta para ayudarte con ese estúpido alfa. ¿Quién diría que después de todo si serías mi omega?

Después de más palabras bonitas, ambos fueron víctimas del sueño, durmiendo en paz, como siempre habían querido y como lo hacían desde hacía ya 5 años atrás.

Su amor se había profundizado de sobremanera, habían cosechado frutos de él, que ahora dormían al igual que ellos en distintas habitaciones. La vida había puesto demasiadas trabas para Jisung y Félix, pero jamás puso una lo suficientemente fuerte como para romper su amor o lo que, con tanto esfuerzo, habían construido juntos. Ellos se sentían suficientemente bendecidos por la Luna y por su amor que estaban cegados, para ellos nunca llegaría algo lo suficientemente fuerte como para destruir lo que fueron, son y serán.