Prólogo

184 11 1
                                    

"En una noche como esta, la lluvia caía a cántaros... Una dulce y amable maestra perdió pie y cayó por las escaleras. Cayó y murió. Todas ustedes han oído las historias, estoy segura. Había otra escuela en esta propiedad, una antes de la Academia Kisaragi. La Escuela Primaria Heavenly Host. Una cosa tan horrible...

Eso devastó al director. Cuidaba de Heavenly Host casi como si fuera su hijo. Después del incidente, una cosa llevó a la otra y, finalmente, se llegó a una decisión. La escuela dejaría de funcionar. El director, apesadumbrado por la pérdida de su precioso hijo, subió al tejado y se arrojó al vacío el día del cierre.

Heavenly Host se ganó una reputación embrujada. Muchas muertes ocurrieron allí, el director fue sólo su última víctima. Por eso al final fue derribada. Sin embargo... Dicen que la profesora que cayó por las escaleras aún no tiene ni idea de que está muerta, incluso a día de hoy. Todavía camina por estos pasillos en las tardes lluviosas, creyendo que son los mismos en los que murió.

¡Ah! ¡Son las siete! Ya casi es hora de que haga su ronda. Un repentino apagón la acompaña, dejando toda la escuela tan oscura como la noche. Se oyen unos golpes en la oscuridad, seguidos del lento crujido de una puerta al abrirse. Su rostro pálido y blanco se materializa en el aire, su voz suave hace eco de la misma pregunta cada noche: '¿Hay alguien todavía aquí?'. Y entonces..."

Un trueno retumbó a su alrededor, haciendo chillar de miedo a Momo. Las otra seis estudiantes sentadas en círculo empezaron a reírse mientras la pelinegra suspiraba avergonzada. "¡Es un... apagón!" A pesar de parecer tranquila sin importar la situación, Momo odiaba todo lo relacionado con el terror.

"¿Acaso te asustan los truenos, Momo?" se rió Tzuyu. Estaba sentada encima de un pupitre de la clase, que habían sido desordenadamente empujados hacia las paredes tras el festival cultural de la escuela. Al menos dejaba el espacio perfecto para que todas se sentaran en el suelo de madera.

"¡Eh!" Sana resopló, haciendo pucheros mientras se cruzaba de brazos. "¡Está bien que tenga miedo! Aunque Momo-chan ya esté grande." añadió con una risita.

"¡Tienes las mejores reacciones, Momo-chan!" Dahyun se rió. Momo refunfuñó y puso los ojos en blanco.

Dio un brinco cuando las luces de la clase se apagaron y la habitación quedó iluminada únicamente por la vela parpadeante que había ante Sana. Toda la clase se quedó en silencio mientras las alumnas miraban las paredes y las sombras se iluminaban con la luz ámbar de las velas. Tres lentos golpes resonaron en la sala, haciendo que todas dieran un sobresalto y se volvieran hacia la puerta cerrada del aula. No se atrevían a hablar, los latidos del corazón les crujían las costillas de terror. "¿Hay alguien aquí todavía?" susurró una voz femenina. A todas se les puso la carne de gallina y sus ojos se abrieron de par en par.

Tzuyu se echó a reír y estiró la pierna, consiguiendo apenas empujar a Sana con su zapato negro. "Buena broma, shiba. Por un momento me engañaste, ¡pero nada puede engañar a la hermosa chica genio!"

Sana normalmente no se volvía pálida al estar en situaciones aterradoras, pero esta vez se veía blanca como la nieve mientras seguía mirando la puerta con sus ojos muy abiertos. "Y-Yo no..." Su voz temblaba mientras susurraba aterrorizada. Nadie le había visto así antes, lo que solo hizo que se preocuparan más.

Observaron cómo la puerta del aula se abría lentamente, chirriando como si estuvieran en una película de terror. Los dientes castañeteaban de miedo y nadie podía moverse ni un milímetro. Entró una mujer de pelo castaño, ojos de color marrón oscuro que brillaban de alegría mientras encendía de nuevo las luces. Todas gimieron y rieron al reconocer a su profesora, Jihyo-sensei. Momo seguía sentada, aterrorizada.

Killing Harmony | Twice FF | ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora