𝑆𝑒𝑛𝑠𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠

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Stelle habia caido, a lo lejos, los otros 4 quienes la acompañaban se quedaro perplejos, pero alguien mas estuvo en shock, como si, un pedazo de el fuese arrancado, Dan Heng miro con horror como Stelle bajada a una velocidad increiblemente rapida, se acerco corriendo junto con las otras 3 chicas.

-(¡Demonios! ¡Stelle!)-

Se dijo a si mismo Dan Heng, recordando lo que dijo anteriormente a Marzo en el Hotel Goethe.

"-No, Marzo, Stelle no me llama para nada la atencion-"

Su cabeza le recordaba por cada pisaba: No me interesa. Dan Heng no aguantaba mas la culpa, ¿Esta seria la ultima vez que veria a Stelle?

Mientras Stelle caia, solo cerraba sus ojos, sabia que este era su fin, el hecho de que estuviese cayendo a una velocidad increiblemente alta, daba su fin de una u otra manera.

Pero... simplemente no llego a sentir suelo, se le hizo raro, al abrir los ojos, en un denso espacio, viendo como un vortice en llamas la esperaba mas adelante, en su centro se hallaba la misma arma que la atravezo, por un momento toco su pecho para ver si aun la tenia incrustada, increiblemente, no estaba, pareciese como si nunca la hubiesen atacado.

Algo desconcertada se dirigio hacia donde estaba el arma, viendo antiguos recuerdos de Cocolia Rand, se percato que el Stellaron, la habia manipulado, poseido y tratado en contra de sus amistades y familia, Serval era una de ellas, una Amistad preciada, ambas trabajaban hombro a hombro hasta que ese dia, Cocolia se puso en contra de Serval traicionandola de la forma mas vil posible.

Llegando hasta aquella arma, se encontro con un espiritu quien le esperaba pacientemente, adoptando la forma de una niña, el espiritu le vio, Stelle no comprendia el porque estaba ahi.

-. . .-

-¿Hola?-

-¿Que se supone que haces aquí? Stelle-

Dijo el espíritu, verdaderamente esto era algo sin sentido alguno, se supone que ella debió morir al caer pero ahora estaba en otro lugar, no en la colina, preguntándose que hacer, el espíritu contesto.

-Toma el arma que te hirió, Stelle-

-¿Porque la tomaría? ¡Casi me mata!-

-Entiendo tu rabia Stelle, pero eres tu quien debe de portarla-

-¿Por el simple hecho que naci de un Eon?-

-Si-

-Eso simplifica las cosas supongo... Bien, lo hare-

-Una ultima cosa, Stelle-

-¿Y que es?-

-Es sobre tu compañero, Dan Heng-

Stelle al oir eso, se queda en un silencio total no sabe que decir o que hacer, recordaba con melancolia las palabras de Dan Heng, realmente la lastima de una forma que ni ella sabría describir, esa noche abrazo la almohada como si esa almohada fuese un recurso único.

𝐿 𝑜 𝑡 𝑢 𝑠 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora