Prólogo

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Esta historia debería comenzar con su final. Quizás así sea menos doloroso el hecho de recordar cada momento donde tal vez no debí estar. Pero el único ser que me puede juzgar es Dios y ¡Oh, señor! Ya lo hizo.

Soy verdaderamente malo para escribir relatos, mi forma de narrar es basura desechable comparado con la belleza de las palabras que podía plasmar ella.

Su forma de parafrasear la similitud de la vida con la naturaleza, los colores de los astros con la belleza del rocío y el aroma de las peonias junto al río sagrado. Cada gota de su cuerpo, cada fragmento de su anatomía creaba arte.

En cambio yo, era ese desastre andante, putrefacto a la orilla de un acantilado.

Nunca me interesó la poesía, ni los cuentos, ni las melodías del cántico espiritual. Mi vida se resumía a un ser infinito que codiciaba la eternidad.

Nadie me advirtió que mi propia salvación sería una humana de aura angelical y aún con su belleza, me pudo amar.

¿Por qué me amaría a mí?

Yo sólo era un ser vil, pero hasta en su último aliento, me recitó su amor y con su dulce voz, me dijo una vez más...

"Querido demonio"

Quizás yo fuí su maldición.

Pero este final, tiene su comienzo.

Pero este final, tiene su comienzo

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My Dear DemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora