Esta historia tiene un comienzo. Quizás uno más lejano de lo que podemos imaginar.
Hace cientos de años, el mundo colapsó gracias a las guerras entre las razas míticas; tanto los demonios, como las diosas y el resto de las criaturas fantásticas pelearon su territorio y acentuaron sus cimientos en este.
Nadie se imaginó que los verdaderos ganadores de esta batalla fueran los humanos; seres con el poder mágico incrustados en sus almas, que al hacer un trato con las demás especies preservaron la paz entre los distintos grupos.
A las diosas, hechos de luz y de gran altura, se les otorgó el cielo; un lugar donde su brillo y divinidad sería adorado, ocultándose de cualquier forma de vida pero aún así vistos como grandes y poderosos seres. Las hadas y los gigantes, al tener una visión más introvertida, con miedo a sus pares, decidieron vivir en las profundidades de un bosque secreto para así no ser molestados otra vez por los enemigos.
Y por último, los demonios. Ellos, seres viles de alas oscuras llenas de deseo y una mirada encantadoramente pecaminosa, que destilaba fuego, eran tan codiciosos que quisieron tomar el terreno que les correspondía a sus contrapartes: las diosas. El cielo parecía ser un lugar donde deberían estar con su gran ego. Pero en castigo ante tal acción, la Deidad Suprema -madre y jefa de todas las diosas- los maldijo con repudio y se decidió que a estos temibles demonios, les correspondía el Inframundo.
Pudieron haberlos desterrado a todos gracias a su avaricia y maldad, pero no fué así, ya que la humana que lideraba a su tribu quedó enamorada del Rey Demonio al verlo; vió esperanza en esos seres que parecían no tener salvación. Gracias a ella -y su gran sacrificio-, se les dió una oportunidad a aquellos que quisieran rondar por el mundo humano.
Pero había una condición; esos demonios estarían condenados a juntar almas humanas a cambio de más años en la tierra, sino serían carbonizados y llevados a las profundidades del fuego del abismo.
Muchos le pidieron a la humana que lo reconsiderara, incluso la Deidad Suprema le advirtió que los demonios jamás podrían convivir con los humanos. Pero ella entregó su alma al Rey Demonio, prometiendo que algún día, aunque sea un demonio, sería capaz de amar a un humano y que eso haría que sus acciones tomaran sentido.
Pero pasaron más de mil años y eso no ocurrió, las leyendas quedaron en el olvido y solo las religiones cuentan el por qué los humanos son tentados por los demonios y por qué nuestra divina Deidad es tan cruel con ellos, pero nunca relatan el verdadero hecho.
El mundo olvidó aquella vieja historia, de una humana enamorada de un demonio, que quiso dar su vida para que estén juntos y jamás se supo si realmente aquel Rey Oscuro la amó.
Sólo se sabe, entre los más cultos, que su promesa aún no se cumple porqué la Deidad aún no ha visto con sus propios ojos... a un demonio enamorado.
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Los pasos lentos de un individuo se escuchaban en la lejanía del bosque. El sonido de las ramas rompiéndose hacia un escandaloso eco que dejaba en intriga a quien escuchara su caminar -lento, inquietante, cauteloso y con un pequeño tinte de misterio-. Un viejo traje, teñido con un negro pulcro -en sus detalles pequeños tonos rojos que simulan grande oscura, seca y añeja- y un hermoso reloj de bolsillo casi digno de la realeza, pero con pequeñas raspaduras entre su frágil cristal -propio de alguna antigüedad mal cuidada, como si su valor no fuera significativo para el dueño-. Los animales huían de él y aunque la penumbra de la noche no dejaba ver su rostro, unos ojos vibrantes como el fuego se lograban distinguir -tan calientes y oscuros que queman llamas, pero a la vez seductores, como una dama de la noche que se desliza por las calles rojas de deseo mientras te tienta a acercarte-.
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My Dear Demon
FanfictionMeliodas es un demonio astuto. Busca gente desesperada y consigue hacer contratos beneficiosos para ellos. Sus términos son simples: una vez mueran, sus almas serán arrancadas y vivirán en el Inframundo, sin poder reencarnar. Un trabajo fácil para é...