Forzada a mudarse al barrio más peligroso de la ciudad, Aria se encuentra fuera de su zona de confort, enfrentando un mundo de crimen y peligro donde debe valerse de su ingenio para sobrevivir.
Allí conoce a Rick, un traficante atractivo y enigmáti...
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Estoy en la consulta del médico. La pierna no deja de rebotar contra el suelo y los dedos picotean mi pierna porque estoy ansiosa esperando a que sea mi turno para entrar.
Hace varias semanas me hicieron un chequeo rutinario para ver cómo estaba mi salud después de la operación y las transfusiones de sangre que tuvieron que realizarme. Los análisis anteriores dieron algunas pruebas alteradas y hoy me dirán si siguen igual y debo seguir con la medicación o todo está dentro de sus niveles.
Poco tiempo después el paciente que estaba dentro de la consulta sale, la doctora me llama y yo respiro hondo un par de veces antes de cruzar el umbral de la puerta.
Cuando estoy sentada en la silla, la doctora Wallas imprime mis resultados y me explica cómo han salido.
El hierro gracias a la medicación que me mandaron se ha nivelado y las vitaminas que también fueron bajas anteriormente, también están dentro de los niveles normales. Respiro con alivio y la pierna deja de temblarme por debajo de la mesa, aun así, no puedo dejar de sentir angustia por la cara que mi doctora tiene mientras termina de mirar los resultados.
No entiendo de estas cosas, pero no debe ser bueno cuando hace muecas raras mientras observa todo con detalle.
—Señorita Barnett, en este último análisis hemos encontrado algunas alteraciones en la sangre y voy a mandarte más exámenes, uno más completo solo para ir descartando.
—¿Algo que deba preocuparme? —muerdo el interior de mi mejilla esperando una respuesta.
—Tienes el colesterol y los triglicéridos que sobrepasan el límite de lo normal, además de los glóbulos rojos que están muy por debajo del índice.
Siento que ha sido un error venir sola a la consulta, pensé que ya estaría preparada para volver a recuperar mi vida y seguir como antes de que todo sucediera. Pero echo mucho de menos el apoyo de Rick justo ahora. Siento como los ojos se me empiezan a humedecer y parpadeo muy rápido para ayuntar a las lágrimas que amenazan con salir.
Le cuento a la doctora como han sido estos últimos dos meses de mi vida, cómo el estrés y la ansiedad han sido constantes casi cada día por todo lo que se me ha juntado.
Y qué por motivos personales, todavía no dejo te sentir preocupación por lo que pueda pasar en un futuro cercano.
Después de realizarme más exámenes físicos y volver a sacarme sangre me dice que me llamaría para darme los resultados por teléfono. Me despido de ella saliendo muy preocupada de la consulta.
Al llegar a casa me siento cansada y algo triste, por eso voy derecha a la habitación a tumbarme en la cama. Estoy sola porque Rick ha tenido que ir hacer "recados". Leone lo llama y en dos horas tiene que presentarse donde le digan. Dejó a las niñas en el cole y no sé cuándo volverá.
Entro en internet mientras lo espero y como cada vez que estoy sola, entro en páginas web de casas en venta. Nunca terminamos de dar el paso, los meses pasan y seguimos aquí encerrados. Pero que no podamos salir de esta ciudad no implica que no podamos llevar una mejor vida lejos de este distrito. Él se adaptará al negocio del barrio sin necesidad de vivir en él y las niñas y yo tendremos una vida tranquila en una casa más segura, en un barrio menos peligroso.