07. Rompecabezas.

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Riki estaba regañándolo de nuevo, y eso no le gustaba para nada. El mayor estaba hablando de cosas que Sunghoon ni siquiera quería escuchar, le recordaba a su madre cuando ella se ponía histérica si él no la escuchaba, Y ahora Riki estaba haciendo lo mismo, se estaba poniendo histérico.

En aquella habitación, toda la ropa que alguna vez llenó el piso había desaparecido, y Riki estaba usando el trapeador a diestra y siniestra sin importarle si la "basura" que sacaba servía o no. Lo detuvo cuando vió la cantidad de objetos preciados que la "basura" contenía.

—¡Había buscado esta pieza de rompecabezas por semanas! —Riki le dedicó una mirada juiciosa. —¡Oh, y mi photocard de Wonpil! ¿Sabes? Tuve que buscar en un montón de lugares en Internet para conseguirla.

Riki rodó los ojos. —Te doy 10 segundos para recoger lo que sea importante, el resto va a la basura.

—Pero... —Intentó protestar, ganándose una mirada asesina del mayor.

—Nada de peros. —Interrumpió.

Sunghoon creía que a veces Riki era tan molesto, pero no quería que se vaya, y muy en el fondo incluso le gustaba toda la atención que le daba, habían pasado a penas un par de días desde que estaba viviendo con él y las cosas habían sido muy caóticas para el menor, Riki había puesto su hogar patas arriba para luego volver a acomodar todo de nuevo, su casa ahora lucía como un espacio habitable y no como el cúmulo de tristeza que solía ser.

Ahora tenía una persona con quien pasar los ratos, una persona que hacía de los momentos más triviales una nueva aventura. Riki se interesaba por lo que él tenía que decir, riendo a cada momento y mirándolo con esos ojos de conejo tan cálidos que le hacían sentir mejor y acompañado.

Recogió todo lo que pudo y lo que le parecía importante, además de eso habían muchos trastes sucios de las veces que comía en su habitación y muchos paquetes de plástico de comida que Riki iba poniendo en una bolsa de basura, la ropa ya había sido puesta en su canasta de ropa sucia para después ser lavada, y horas después su habitación ya lucía limpia y ordenada.

Le traía nostalgia, no le importaba mucho si estaba limpia o desordenada, pero le hacia feliz saber que había ayudado al mayor con todo el trabajo, se distraía por momentos con las cosas que encontraba pero Riki lo traía de nuevo a la realidad, tal como su madre solía hacerlo.

Le gustaba cómo sus personalidades encajaban, tal vez sin saberlo había encontrado la pieza faltante del rompecabezas que era él, así como después de limpiar un poco dió con el cartoncito que había buscado por semanas.

Cuando salió de su habitación después de acostarse unos cuantos minutos mirando al techo estrellado y los planetas colgando, decidió bajar y encontró al mayor entrando por la puerta hacia la sala.

—Salí a dejar la basura fuera. —Como si su obligación fuera explicarle, lo hizo, no era necesario pero lo hacía sentir extrañamente tranquilo, por saber dónde estaba a cada momento y que no iba dejarlo, había llorado mucho después del susto del otro día.

Riki suspiró cansado con las manos en su cintura, y luego tomó asiento en el sofá frente a la televisión. El mayor le dedicó una sonrisa y con la mano le indicó que se sentara a su lado, así lo hizo, sentándose a su lado en el sofá, a unos cuantos centímetros de separación, pero Riki fue quién rompió esta distancia apegándose más a él, y luego llevando su mano hasta los cabellos de Sunghoon y acariciarlo, esto hizo que se tensara.

Riki se dió cuenta y soltó su cabello. —Lo siento. —Murmuró.

Sunghoon se vió en un debate mental por aquella simple acción, solía creen que odiaba el contacto físico pero aquello se sintió tan cálido y a la vez extraño, no estaba seguro de querer más pero tampoco quería que parara y no sabía de qué forma pedirlo. Así que simplemente asentó la cabeza en el hombro de Riki, este no dijo nada, solo apegó la suya más a Sunghoon, encajando ambas cabezas, tal vez se entendían de esa forma, porque no parecían necesarias las palabras.

De la A(mor) a la Z(ombies) | HeejakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora