I. Kira Yukimura

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Un suspiro sale de los labios de aquella chica extraña, en sus manos hay una espada y sus dedos se aferran a ella de tal manera que sus nudillos se han vuelto blancos. Kira no pensaba en regresar a Beacon Hills, no después de todo lo que el pueblo le ha ocasionada a ella y a su familia. No solo este pueblo le arrebato dos años de su vida, sino que, también, se olvido de su esencia tan rápido como el viento se lleva las hojas secas en otoño. Es como si le hubieran puesto "pausa" a su vida y cuando habían vuelto a poner "continuar", se hubieran olvidado de avisarle a la kitsune.

Kira sacude su cabeza antes de continuar con su camino, la habían mandado con una misión a Beacon Hills y esta dispuesta a terminarla cueste lo que cueste y de ser necesario lo haría con o sin ayuda de aquellos que siguen en este pueblo.

Su mirada observa aquel letrero metálico. Su frase parecía burlarse de ella, el triste gris de las letras, que en un momento tuvieron su gloria con un ilustre y brillante blanco, ahora solo están destruidas con el pasar del tiempo e incapaz de seguir adelante. Kira no pudo hacer más que apartar la mirada y sacudir la cabeza en esperanza que ese movimiento repetitivo la ayudará a borrar de su menta la burlesca comparación que sentía con aquel cartel. Estaba ahí clavado y siendo amable, pero, invisible para todos. Justo como ella.

-Concentrate, Kira.

Esto hubiera sido más fácil si me hubieran dado un medio de transporte y no dejarme a mi suerte en medio de la nada. Tal vez por eso a mi madre le agradan tanto las Skinwalkers.

Sus ojos exploran cada hoja en el suelo y aquellas que caen de los arboles, cada grieta en el suelo y si hay algún carro estacionado del otro lado de la carretera. Es más fácil así, seguir avanzando. Un pie y después del otro. Su mirada se fijó por mas de unos minutos en un árbol del otro lado de la calle, parece ser que alguien lo había colocado hace pocos meses atrás. Su tronco no era ni tan grande ni tan grueso como para hacerle competencia a los otros que lo rodean, pero, sus hojas son de un verde brillante y lleno de vida. El viento lo mueve con facilidad pero este parece reírse y seguirle el juego yendo hacia la dirección que este le dice, como si fueran dos niños jugando.

-Kira,- una voz logra que por fin aparte sus ojos de aquel árbol. -Pasa. Te estaba esperando.

-¿Sabías que iba a venir?

-No sabía que ibas a ser tu quien regresaría, pero, estaba seguro que tarde o temprano alguien más sentiría lo que yo siento.

El dueño de la veterinaria sonrió de una forma cálida y reconfortante. Con su mano señaló una silla cerca de la puerta, la cual, Kira aceptó con una sonrisa tímida. No fue hasta que sus pies dejaron de cargar su cuerpo que se dió cuenta la magnitud de la tarea que los había obligado a realizar estas ultimas semanas.

-¿Entonces... las skinwalkers te enviaron? Debe ser algo grande si esta moviendo las tierras de Nuevo México

-¿Eh? ¡Ah! Si...

-¿Sabes entonces que esta sucediendo?- El Dr. Deaton colocó sus manos sobre su recepción y miró a la Kitsune. Kira tuvo que detener el movimiento circular que estaba realizando con sus pies para mirarlo y solo por un instante le pudo mantener la mirada. Estaba tan llena de preguntas y la de Kira estaba vacía de respuestas. La chica miro al suelo y negó con la cabeza antes de hablar.

-Me explicaron que tenía que salir al pueblo del árbol de magia dormido, pero, que la verdadera amenaza se aparecería una vez que el verdadero propósito fuera revelado. El conocimiento es un arma de doble filo y más si estamos tratando con el nombre de las cosas.

Kira volteó a ver a la Druida quien solo asiente y se mordisquea el labio inferior. Sus dedos dan pequeños golpes sobre la plataforma donde se encuentran. Después de unos segundos une sus manos y se dirige a la puerta. Antes de voltear el cartel de abierto, se volteó a ver a Kira y con otra sonrisa le dijo:

-Ven. Vamos a visitar al árbol de magia que ha sido puesto a dormir.

Kira sacude sus pies y camina detrás del veterinario. No cae en cuenta de la palabras dichas por la druida hasta que se han adentrado en el bosque. No puede evitar detenerse en seco y arrugar ligeramente la frente y cejas.

-Espera. Espera un momento. ¿Dijiste que ha sido puesto a dormir? Eso no tiene sentido el nemeton tiene suficiente poder como para que alguien venga y logre hacer eso, ¿no?

-Kira, observa a tu alrededor,- Alan le pide con voz resignada. Las hojas de los arboles están opacas tanto verdes como aquellas que no tardan en caer, tiradas por la corriente fuerte del aire. Las ramas de los arboles se ven secas. Kira envuelta en la falta de esencia del bosque y toma una rama todavía en el árbol. No había ni terminado de cerrar su puño cuando esta se quebró en varios pedazos y cayo al suelo junto con sus hojas verdes. Los troncos eran de cafe que se encontraba mas cerca del gris que del naranja. La mano de la Kitsune se encuentra con el tronco y deja escapar un suspiro.

-Están muriendo... desde adentro.

-Les están roban su energía. Le estaban roban su energía y esencia al nemeton.

The poignant sadness of impermanent things.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora