Hace no mucho tiempo, yo era una persona muy infeliz, no tenía nada, ni a nadie en mi vida. Crecí sola, debajo de un puente, comiendo la basura de otros. Mal nutrida, y siempre alerta por el peligro de la calle.
Andersson, mi mejor amigo y compañero, había muerto hace un par de días, por una indigesta. Y era oficial, yo ya no tenía a nadie junto a mi.
(FlashBack 2 días antes )
¡¡¡Corre Linda, corre!!!- Dijo Andersson, bajo la fuerza de la lluvia que caía como torrente, yo no podía escucharlo por el ruido de la lluvia, que era ensordecedor. ¡¡¡Linda, mira hacía atrás!!!- si, era un depravado que quería hacerme daño. -Ven aquí preciosa, no te dolerá, lo prometo.- Era un tipo asqueroso, barba blanca con algunos vellos negros, se notaba que era indigente. Los dientes los tenía podridos, y a distancia se sentía el hedor de su boca y ropa sin lavar.
(Fin del FlashBack)
Todo esto inundaba mi mente, y una lagrima caía por mi mejilla.
Extrañaba a mi mejor amigo, el me cuidaba y yo a el. -me haces tanta falta- susurré.
-Señorita, puede pasar- dijo la asistente forense. -Necesitamos que reconozca el cuerpo, y nos de su declaración.- Dijo, pero yo solo veía la bolsa negra sobre la mesa de acero. -¿Tengo que hacerlo?- pregunte con la voz quebrada. -Si, es necesario que lo haga, ya qué nadie más ah venido a reclamar el cuerpo, más que usted. Es necesario lo haga para poder proceder a prepararlo y continuar con el servicio fúnebre.- Yo no quería, realmente me dolía hacerlo, la asistente continuó a abrir la bolsa negra, y ahí estaba el, mi compañero de risas y lágrimas, me lo habían arrebatado, así como todo lo que un día tuve. -si, es el- dije entre sollozos, -es Andersson.- mi pecho latió tanto, tanto como una locomotora, qué sentía que se me iba a salir el corazón. -Puede acompañarme a la siguiente sala, por favor- dijo la asistente, -es hora de declarar su versión de los hechos.-
Me dirigí a un sitio donde había una luz brillante, había una mesa en el medio, del otro lado estaba el comisario, con una libreta y un bolígrafo, listo para tomar mi declaración. -Linda Young, tome asiento.- yo obedecí a sus ordenes, mi mirada estaba perdida en el shock que estaba pasando.Linda, aún en medio del dolor, se sentó y comenzó a relatar los eventos de los últimos días. Contó cómo ella y Andersson enfrentaron la tormenta, la persecución del hombre depravado y la trágica indigestión que le arrebató a su leal amigo. Cada palabra era una carga emocional que pesaba en su voz.
El comisario escuchaba con atención, tomando notas meticulosas. A medida que avanzaba la declaración, pudo percibir la fuerza de la amistad entre Linda y Andersson, la lucha constante por la supervivencia bajo el puente y los momentos compartidos en la búsqueda de comida entre la basura.
Al finalizar, el comisario expresó sus condolencias y agradeció a Linda por su valentía al relatar los detalles. Le aseguró que harían todo lo posible por esclarecer lo sucedido.
Linda, aunque devastada, sintió una pequeña chispa de esperanza al saber que no estaba completamente sola. La investigación había comenzado, y la verdad detrás de la muerte de Andersson podría traer consigo alguna forma de justicia.
Mientras salía de la estación de policía, la lluvia caía suavemente, como si el cielo compartiera su tristeza. Linda miró hacia el horizonte con determinación, decidida a descubrir la verdad y honrar la memoria de su querido amigo.
Después de la declaración en la estación de policía, Linda se sumergió en la búsqueda de respuestas. Decidió explorar los lugares familiares que compartía con Andersson, recordando sus vivencias y tratando de reconstruir los eventos que llevaron a su trágica pérdida.
En sus pesquisas, Linda descubrió indicios de que el hombre depravado no actuaba solo, sino que formaba parte de un grupo peligroso que acechaba a aquellos en situaciones vulnerables. Con valentía, se adentró en los oscuros callejones y campamentos improvisados para obtener información.
Durante su búsqueda, conoció a otros indigentes que compartían sus historias de supervivencia y pérdida. Entre ellos, surgió una solidaridad inesperada, y Linda encontró apoyo en aquellos que, como ella, habían conocido la dureza de la vida en la calle.
El comisario, impresionado por la tenacidad de Linda, asignó un detective para colaborar con ella en la investigación. Juntos siguieron las pistas, desentrañando la red de aquel grupo que acechaba a los más vulnerables. La verdad se volvía más compleja de lo que Linda imaginaba, revelando conspiraciones y oscuros secretos que involucraban a figuras inesperadas.
A medida que la investigación avanzaba, Linda se enfrentó a dilemas morales y peligros crecientes. Sin embargo, su determinación no flaqueó. Con el apoyo de nuevos amigos y la justicia como objetivo, Linda estaba dispuesta a superar cualquier obstáculo para encontrar respuestas y poner fin a la amenaza que había arrebatado la vida de Andersson.
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En las lagrimas de la mariposa
Mystery / ThrillerTodos merecemos reír algún día, ser amados, escuchados, perdonados. Y sobre todo, ser libres.