Eran las 7:16pm, recuerdo haber visto el reloj con desesperación por el frío que entumecia mis huesos sentado sobre el pavimento del estacionamiento del cruce fronterizo entre Perú y Chile en Chacalluta. Era el comienzo del invierno a mediados de año un 4 de Junio. Nos habían negado la entrada al país legalmente por no contar con la cantidad de dólares necesaria para otorgarnos la estadía y 2 hermanos de nombre Kender y Kleyder de 20 y 19 años me convencieron de entrar con ellos ilegalmente <como muchos otros paisanos>. Apenas los conocía...
Cruzariamos a la media noche ya que era el mejor momento para hacerlo, sin muchas personas, solo nosotros 3. No eramos los únicos. Grupos de emigrantes de 10, 20 personas y más lo intentarían en el transcurso de esa misma noche.
Comentábamos mientras esperábamos el momento, nuestra fascinación por temas del universo. Compartíamos lo poco que sabíamos de él, de su inverosímil naturaleza, de su inmensidad, de su incomprensible grandeza. Ésto nos conecto a un principio de frecuencia como compañeros. No soy hombre de muchos amigos pero en este camino en donde sueles perderlo todo me di cuenta quienes son los verdaderos y los nuevos guerreros que se cruzan en el.
¡Llegó la hora! Ya no soportaba el frío, me fui preparado con ropa no apta para la condición climática, si tenía chaquetas pero no ayudaban mucho. 2 maletas medianas las cuales estaban llenas de ropa básicamente. Y ahí vamos, a tomar los rieles del tren a media noche en el desierto.
Está paralelo al cruce, esperamos que el guardia de la garita se descuidara para poder saltar una pared de 2 metros, no nos vió. Corrimos unos 200 metros y nos ocultamos detrás de un obelisco, cuidándonos de que la policía no nos pillara ya que nos devolvían y debíamos esperar hasta el otro día para volverlo a intentar. Muchos no lo logran a la primera, personas que conocí habían regresado hasta 8 veces, ya quedando así sin suministros y sin un dolar para alimentarse. Varados en medio de 2 países ajenos.
¡Llegamos! pisamos finalmente los rieles.
Comenzamos a caminar por sobre ellos. Los rieles de un tren modelo viejo que pasa desde Tacna ( la última provincia del Perú) hasta la región de África en Chile. La noche era espesa, solo veíamos las luces a los lejos de la ciudad destino. Estábamos muy pendiente de todas las cosas qué pudieran moverse a nuestro alrededor. Solo oscuridad habitaba en ese momento y nuestras voces comunicándonos eran tenues. Poco a poco nos íbamos alejando del cruce, vi en ese momento lo más espectacular que han visto mis ojos hasta el día de hoy. Miré hacia arriba, ahí estaba. La vía láctea, esa cautivante franja de estrellas como la vemos en las fotos que creemos a veces que no es real,¡si!, allí estaba. Majestuosa, increíble, colmada de millones y millones de estrellas. Un brillo estelar púrpura y verdoso iluminaban mis ojos. No lo podía creer, la poca contaminación lumínica y el sitio exacto en el emisferio nos permitió apreciar con claridad el camino de leche. Próxima centauri, la galaxia Andromeda, hasta el día de hoy no estoy seguro de todo lo que vi. Pero si estoy seguro, que fue lo mejor del mundo para mi.
Yo iba detrás de mis compas, ellos iban más ligeros pero mis hombros se cansaban con el peso de los maletines. Cada treinta minutos nos deteniamos a descansar. Por en medio de los rieles circulaba en medio de la penumbra la camioneta de Carabineros de Chile, si nos agarraban nos devolvían al Perú. Ya habíamos cruzado algunos metros hacia el último país de Sur américa pero teníamos que cuidarnos de q no nos atrapara migraciones. Nos tirábamos hacia suelo en el costado de los rieles, en la arena seca del desierto, como muertos, sin mover un solo dedo. Ésto cuando alcanzabamos a ver que detrás venía el carro. El perímetro de las luces no nos alcanzó en 3 oportunidades que pasaron aquella madrugada por el medio de los rieles. Teníamos que llegar a la primera carretera de Arica, la que dá con el aeropuerto, una vez en ella estaríamos más cerca de la meta.
La energía ya de me estaba acabando y mi cuerpo no estaba acostumbrado a tanto frío, me sentía agotado y aun faltaba mucho, eran aproximadamente las 3 de la madrugada pero cada vez veíamos que las luces de Migraciones se iban alejando. Ya estábamos llegando, así lo sentimos pero no. Comenzamos esta vez a cruzar cerros pequeños, como de 3 o 4 metros de alto. Descansabamos cada vez que podíamos pero el frío era potente. Llegamos al cruce andino. Una redoma que son frontera de los 3 países. Perú, Bolivia y Chile y de ahí seguimos caminando hasta la terminal terrestre de Arica donde yo tomaría un bus hasta la capital.
Al fin llegamos! A las 6 de la mañana, sin agua, sin comida y muy cansados. Con caras de enfermos, pero llegamos. Cada quien a seguir su camino, a buscar una oportunidad de vida, llegamos para poder seguir viviendo...
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Rieles
AdventureLa corta historia de 3 jóvenes emigrantes a causa de un gobierno corrupto y típico...