1.- "Fingí ser Alfa"

1K 87 11
                                    

— Si no me quieres así, vete —Soltó en seco el rubio alto, su cara aún ardía por la bofetada.—

— ¡Ugh! —Quejó la mujer, tomando su bolsa con un gesto brusco antes de dirigir se hacia la puerta principal.— ¡Eres tan inútil como todos los de tu género!

— Ya lo sé... —susurró Max, sus ojos seguían fijos en la puerta cerrándose, sabiendo que su ahora ex novia no lo oiría.—

Cerró la puerta con un resonar sordo, el eco de los tacones alejándose llenó la habitación. Max, desesperado, había peleado por su relación. La razón de la disputa se desentrañaba en una bolsa mal cerrada y llena de supresores vacíos hallada por Kelly en el baño de Max. Sus celos la llevaron a creer que Max la engañaba con otra u otro Omega, comprándole supresores como señal de traición. Así, la chispa de la discordia prendió y desató una pelea que dejó cicatrices emocionales en ambos.

Max le había jurado a Kelly que esos supresores no eran de nadie más; él nunca sería capaz de engañarla con otra u otro Omega, pues no tenía razones para cometer tal acto.

[Pasado]

— Amor, qué mierda es ésto? —Bufó la modelo, sacudiendo una bolsa de basura saturada de supresores vacíos; uno de ellos se deslizó y cayó por el movimiento, resonando en el silencio tenso del momento.— ¿Qué hace ésto en tu baño?

—Oh, cariño... Yo... —tartamudeó el neerlandés, su mirada buscaba desesperadamente una explicación adecuada, debatiéndose entre la verdad y la mentira.— Kelly, escucha...

— ¿¡Por qué tienes ésto?! ¿¡Son de otra Omega?! —Gritó Kelly, su paranoia se desbordaba, su rímel ya se estaba desmoronando, y su imagen delicada y fina se rompió en pedazos.—

—¡No! No son de nadie. E-es solo que...

— ¡No lo ocultes más! ¿¡Me eres infiel, verdad?! —Gruñó, cerrando sus puños con rabia; las sombras de la habitación resaltaban la tensión palpable entre ellos, mientras la respuesta de Max pendía en el aire como un susurro sin articular.
Kelly, en un estallido de ira, abofeteó a Max con fuerza, sin darle oportunidad de explicar.

— ¡Eres un mentiroso! —gritó, su mano resonando contra la mejilla de Max mientras él apenas podía reaccionar.— ¡No quiero escuchar tus excusas! ¿Cómo pudiste traicionarme de esta manera?

Max, aturdido por el golpe repentino, intentó hablar, pero Kelly no le dio espacio.

— ¡Cállate! —espetó, lanzándole una mirada llena de desprecio.— Ya no quiero verte!

La sala quedó envuelta en un tenso silencio, solo interrumpido por el sonido sordo de la bofetada. Max, con los ojos llenos de incredulidad y dolor, se quedó allí, sin poder articular una defensa mientras veía a Kelly abandonar la habitación con paso firme.

Max ahora tenía los ojos brillosos por sus cristalinas lágrimas, su cara ardía, y su cuerpo temblaba ligeramente; él siempre había sido muy delicado y suave, una fragilidad que se hacía notoria aunque pintara una armadura sobre su figura delicada. Antes de que Kelly se fuera por completo, Max la detuvo, sus manos temblorosas extendiéndose hacia ella, preparado para revelar la verdad.

Mi Omega DisfrazadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora