Mis Miedos

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Abres la puerta sabiendo lo que te espera y su mirada muerta y blanca se te clava en tu mente. Su pelo rizado color rojo chillido y sus coloretes anaranjados, parecen sacados de una película de terror. Su expresividad burlona parece mofarse de todo aquel que se encuentre a su lado, y eso hace despertar en mi un odio y un temor enorme hacia ese ser, en apariencia infantil con la misión de alegrar y hacer sacar un sonrisa, pero en realidad un ser que solo consigue sacar el miedo y la intranquilidad.

Noches en vela he pasado, intentando llegar a alcanzar una mirada directa a los ojos de ese muñeco...pero ha sido imposible. Ni siquiera la seguridad al arroparme hasta la cabeza que tenia de pequeño ha conseguido dejarme dormir. Uno, solo piensa en ese muñeco:
¿Qué hace? ¿Sigue quieto? !Que no se mueva, por favor!...todo menos dormir.
Hasta tal punto puede llegar el miedo que a veces se traspasa la linea de la locura. Tu obsesión hacia él, puede llegar ha hacerte pensar cosas en las que nunca podías imaginar, cosas malas, cosas para hacerle que planeas incluso horas antes de encontrarte con él de nuevo sentado en la estantería observándolo todo.
Pero llega un día, en que abres la puerta y su mirada muerta y blanca no te asusta. Creces, y algo que nunca habías podido hacer como tocar a ese muñeco abandonado lo consigues. Y con mucha fuerza, porque no es fácil superar un miedo, lo agarras de esa cabellera de serpientes y sin remordimiento lo sacas de tu cuarto, dejando así, después de tanto tiempo, esa estantería sin nadie vigilando.
Tardas en poder volver a dormir, pero el tiempo todo lo cura y lo consigues.
En conclusión, es tanta la implicación que ese diablo ha tenido en mi vida, que ahora no puedo ni ver a la gente disfrazada, ni una película, ni nada de ese ser terrorífico al que llaman payaso.

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