Prólogo

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— ¡Takemichi!

El fuerte grito de Chifuyu llamando su nombre atrajo la atención de los demás, el golpe en seco de sus rodillas golpeando el suelo, su mirada nublándose debido al fuerte golpe que le atinaron con un tubo de metal comenzaba a hacerle mal. El líquido recorriendo su rostro junto el agua de la lluvia era incómodo.

Mitsuya pateó al enemigo que tenía el objeto, acercándose al rubio y gritándole a Hakkai que llame una ambulancia, los capitanes de la tercera división se acercaron a ellos para protegerlos de cualquier joven de la pandilla contraria.

- Hey, Takemicchi. Calma tu respiración ¿Sí? Ahorita llega la ayuda. - Takashi sacó de su bolsillo un pañuelo que tenía siempre con el presionando la herida del menor, las expresiones adoloridas de Hanagaki por el ruido que causaban los delincuentes no ayudaba para sus oídos.

Lo único que escuchaba era un sonido agudo que era irritante para sus tímpanos, no entendía lo que formulaba el capitán de la segunda división, sus mano trataban de aliviar el dolor de su cabeza frotándose las sienes.

Después de media hora la ambulancia había llegado, la mayoría de los enemigos habían vaído y los restantes huyeron, Draken tomó en brazos a Takemichi para llevarlo a la camilla que sacaron los paramédicos, estaban preocupados por su amigo.

La puerta del carro se cerró y se marcharon a velocidad dejando atrás a los de la Toman, Mikey se veía apagado, al igual que Chifuyu, celebraron su victoria para que después los miembros bajos se fueran, los comandantes y vice comandantes se dirigieron a gran velocidad al hospital.

Con Takemichi, no estaba en el mejor estado, había perdido sangre, fue golpeado dos veces en la parte trasera y el costado de su cabeza, los enfermeros trataron de estabilizarlo hasta llegar al hospital pero se les dificultaba ya que la hemorragia cada vez era más difícil de atender.

Había perdido la consciencia, por más que el personal médico le hablara simplemente no podía evitar cerrar sus ojos, sin embargo. Unos largos minutos después sus orbes azules se abrieron incrédulos.

Se levantó con fiereza de su cama, estaba en su cuarto, aunque la decoración y el color de esta eran diferentes. Sus ojos recorrieron por completo la habitación, su cabeza no dolía y mucho menos estaba sangrando. Se extrañó, ya que estaba seguro de que una hora antes había sido golpeado sin piedad con un fierro.

Abrió la puerta algo inseguro estaba en el segundo piso, al salir se apoyó en la barandilla de la escalera en la sala habían diferentes siluetas compartiendo palabras y riendo, estaban sentados sobre la alfombra, Takemichi tuvo que entre cerrar los ojos para poder ver bien quiénes eran.

- "Espera... ¡Es la Toman!" - Pensó para si mismo. ¿Qué está pasando? Estaban en una pelea y el se desmayo en medio de la acción, no entiende.

Una mirada lavanda lo reconoce, le sonríe saludando con un ademán. - ¿Ya fuiste al baño Takemicchi? ¿Te sentó mal la comida? - Pregunta Mitsuya preocupado, el mencionado se sobresalta, él no ha ido al baño, ni tampoco comido.

- ¡Oh! No tienes de que preocuparte Mitsuya-kun, estoy bien. - Eligió mentir, frotándose la nuca nervioso, el mayor asintió.

El rubio baja las escaleras con pasos cuidadosos, al estar en el último escalón es recibido por un abrazo de Manjiro.

- ¡Nee, Takemicchi! Llegas justo a tiempo, íbamos a jugar verdad o reto y te estabamos esperando. - Mikey restrega su rostro en su pecho y Takemichi revuelve su cabello cariñosamente.

- ¿De verdad? ¿No los hice esperar mucho? - Revisa el calendario discretamente, estaban una semana después de la pelea que tuvieron contra la pandilla enemiga.

- ¡Claro que no! - Smiley interrumpe con una gran sonrisa en su rostro.

Su hermano gemelo, pone en el medio una botella, dos jarrones, uno lleno de papelitos que contenían retos, y el otro verdades. Los adolescentes se acomodaron en un círculo, Takemichi en medio de Draken y Mitsuya, los cuales lo miraban con un brillo algo curioso para el menor, y los demás con un aura algo oscura.

- ¡Bien! ¿Quién comienza? - La sonrisa colmilluda de Keisuke se hizo presente, Takemichi casi llora al verlo, sus ojos se cristalizaron. Pero logró controlarse para mantener la farsa, se sentía demasiado bien ver a todos felices, y... vivos.

𝐀𝐧 𝐚𝐧𝐠𝐞𝐥 𝐛𝐞𝐭𝐰𝐞𝐞𝐧 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐧𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora