semillita 1

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Yoongi entró por el umbral de la casa de su madre, dejó las llaves y sus zapatos en sus respectivos lugares, y siguió su camino. Llego hasta el sofá de la sala de estar y se dejó caer en él, aflojó su cortabata, estiró sus piernas y habló en alto.

—¡Llegué!— pocos segundos se escucharon unos pasos rápidos que bajaban por las escaleras.

—¡Hyung!, ya llego—. 

Un Jimin de 17 años se tiró sobre su recién llegado hermanito.

—No, soy un fantasma, tu hyung no va a volver—.

—Bueno, señor fantasma, le digo que mi madre dejó la cena lista— se acomodó quedando cenando sobre las piernas de su mayor —. Yo termino mi tarea y bajo a comer. Usted, hyung fantasma, vaya a bañarse, no soporto el olor a perfume barato de la zorra de tu secretaria. 

—Vocabulario Jimin—.

El menor hizo caso omiso para levantarse e ir a hacer lo antes mencionado mientras escuchaba que su hermano sería reclamando sobre el comentario de mal gusto, aunque si le pregunta a alguien de la oficina de su hermano, todos van a estar de acuerdo con él.

YoonGi al ver que este se iba sin más, no le dio más importancia. Su hermanito es así solo con él, delante de la gente es un angelito bien portado.

Luego de media hora, se asomó a la habitación del menor, se apoyó en el marco mirando cómo el menor guardaba sus cuadernos y útiles en su mochila.

Jimin al ver a su hermano, dejó todo y se acercó a su hyung para poder ir a cenar juntos. Una vez ya abajo, los dos preparan la mesa para los dos. Mientras YoonGi calentaba la lasaña en el horno, Jimin lo esperaba sentada en la masa.

A los minutos ya estaban comiendo tranquilamente, hablando sobre su día y demás cosas tribales. No tardaron mucho en terminar su cena.

—¿Miramos una película, chiquito?—preguntó YoonGi mientras limpia los restos de salsa de sus labios — Deja los platos, no más, mañana yo lavo todo—. 

—Está bien, Hyung— respondido juntando los platos sucios para dejarlos en la cocina— Vaya poniendo la película, ¡pero que no sea de terror!—. 

YoonGi se fue a la sala para acomodar el sofá sacando algunos almohadones, buscó una manta en el estante un lado de la televisión, así dejando todo listo mientras elegía la película.

Como a mitad de la película, ambos tenían un poco de medio, ya que YoonGi no le hizo caso a su menor y puso una película de terror, aunque cabe aclarar que Jimin estaba más temeroso que YoonGi.

De un momento a otro en la película se muestra una escena para mayores de edad. Eran dos chicos, estaban uno al lado del otro masturbándose mientras se besaban. Cuando de repente atrás de ellos apreciaba el asesino de la película y les cortaba la cabeza con una katana, era una película muy grotesca.

–¡Ya saca eso YoonGi!– gritó Jimin soltado a los brazos de su hermano y un poco avergonzado por lo que estaban haciendo los dos personajes.

—No seas nena, cagón — pero sin más reclamamos saco la película —mira, estás todo rojo— rio alto acomodando su pelo —¿Es por qué viste dos penes?, Sos una nena, ¿qué no miras porno vos?—

—No, yo no miro eso YoonGi, nunca mire—

—Más respeto, nenito, soy YoonGi hyung, y ¿cómo que no miras?, eres un aburrido.

—¿Vos mirás? — YoonGi asintió con la cabeza — ¿Y cómo se siente?— Tenía curiosidad, a sus 17 años nunca miró porno, sus amigos decían que era mejor masturbarse viendo porno que imaginando cosas, aunque a él le daba vergüenza además de que pasaba por un dilema sobre su sexualidad.

— Y no sé, te excitas y querés tener sexo— explicó tranquilo el mayo—. ¿Querés que ponga?, y vas a saber qué se siente —sonríe mientras agarra el control.

—Pero no pongas acá, vamos a tu cuarto, mira, si mamá vine y ve que buscamos eso en la televisión, nos mata—.

—Hasta que por fin usas esa cabeza en algo bueno—.

𝑴𝑨𝑵𝑫𝑨𝑹𝑰𝑵𝑨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora