A pesar de saber que el Núcleo fue destruido a manos de su mejor amiga, Marcy asegura todavía poder escuchar sus insistentes voces en su cabeza.
Aún lo puede ver en sus pesadillas, exigiendo una cosa: venganza.
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Se ha abordado la trama de este capítulo con absoluto respeto. Contiene temas delicados como la violación.‼️
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Abrió los párpados pesados lentamente, habituándose a la inusual luminosidad que escocía sus retinas. Múltiples ojos de color naranja se distribuían a su alrededor, alumbrando la sala donde se encontraba. La ansiedad se ancló en las entrañas de Marcy. No tardó en identificar el lugar, estaba en el interior del castillo de Newtopia. Insegura de sus pisadas, avanzó a través de los pasillos con extrema cautela. Más adelante se topó con una grotesca escena que retorció su estómago.
Era Darcy y sus estridentes risas maniáticas, jactándose de sus habilidades maestras con la enorme guadaña de fuego. Sus articulaciones mecánicas surgían desde todas direcciones, esquivando y golpeando desquiciadamente a aquel que se le interpusiera en el camino. Luchaba contra alguien que Marcy a simple vista no podía reconocer. La ola de miedo emergió de súbito, propagándose hacia sus extremidades temblorosas.
"Bien, Sash, me divertí."
"Haz lo peor."
"¡Seguro!"
La mortal guadaña se impuso con un brillo amenazador que paralizaría a cualquiera que tuviera enfrente.
Marcy se acercó con el corazón latiéndole en la garganta. Así divisó a Sasha herida en el suelo, esperando el golpe final de su adversaria. El Núcleo estaba usando su cuerpo a su antojo para dañar a las personas que amaba. Antes de que siquiera pudiera razonar, sus piernas ya habían reaccionado por sí solas. Se plantó frente a Darcy, protegiendo a Sasha. Extendió los brazos y en su faz prevaleció una sólida determinación. Desgraciadamente, cuando la poderosa arma de fuego descendió, traspasó su cuerpo con un movimiento fantasmal, descolocándola. Marcy volteó por inercia hacia atrás y la sangre salpicó su rostro. El corazón se le detuvo y su respiración se cortó. Su vista se nubló a consecuencia de las rápidas lágrimas que se acumularon en sus ojos.
"¡Hasta nunca, Sashy!" Darcy lanzó la carcajada más enfermiza que jamás haya escuchado.
"¿Sa-Sasha?" Articuló en un murmullo quedo, con los ojos abiertos de par en par, presos de un pánico avasallador. El cuerpo y cabeza de su amiga yacían separados en medio de un vasto charco rojo. Las risas retorcidas de Darcy no se detuvieron y penetraron en lo más recóndito de su mente. Esa voz insana, su propia voz sonando ajena a ella. Tenía ganas de vomitar, de correr, de gritar, de berrear, mas nada podía hacer porque su cuerpo no respondía.
Cuando al fin consiguió dar un paso al frente, un dolor candente le atravesó la zona del torso. Miró abajo horrorizada, encontrando su pechera partida en dos con la mitad de una espada de fuego sobresaliendo de ella. La herida cauterizada por el arma, apenas derramaba sangre, pero el daño en sus órganos ya estaba hecho.
Tosió fuerte, expulsando la espesa sangre que gorgoteaba en el interior de su garganta. Sus labios y barbilla se pintaron de carmesí. Su respiración se volvió entrecortada y laboriosa. De forma paulatina, el castillo comenzó a oscurecerse y la risa lunática se oyó lejana. Claro, ella no podía haber salvado a su amiga de su horrible destino, ya que Marcy había muerto primero a manos del rey Andrias.