ayudando a papá

338 41 6
                                    

Era el día que más esperaba de la semana, viernes en la tarde. Podía ver a los demás niños siendo recogidos por sus padres, ellos les preguntaban como les había ido en su día y se marchaban juntos de la escuela. Pero a mi siempre me iban a buscar un poco más tarde que a los demás, ya era la última cuando la maestra me dirige una mirada cansada. Sé lo que está pensando, en lo irresponsables que son mis representantes, pero no me dice nada y se aleja un poco para que no pueda escucharla hablar por teléfono.

Pero no me importa esperar un poco más ese día, me distraigo con mi consola tratando de distraerme para pasar el rato. Pasan aproximadamente unos quince minutos cuando la puerta se abre, apartó la mirada de mi consola y mis ojos comienzan a brillar.

—Lo siento señorita Miller, tuve una reunión muy importante y...—Comenzó a justificarse mi padre, la maestra le mira con cansancio, siempre era la misma excusa. Sonreí al verlo y abrí mi mochila guardando mi consola para luego acercarme a paso lento hacía él.

Él es demasiado alto, por lo que se agacha para que pueda abrazarlo. Lo envuelvo con mis pequeños brazos y el corresponde, me siento protegida en sus brazos.—Lo siento por tardar tanto, Maya.—Se disculpa conmigo, pero a mi no me importa, no ahora que por fin estaba aquí.

—No importa papi.—Le digo con una bocecilla, estoy feliz de verlo.

Soy tan pequeña a comparación de él que puede cargarme en sus brazos con facilidad, pero él se resiste a hacerlo porque sabe que me da vergüenza. La profesora simplemente suspira y le reclama a mi papá, diciéndole que la semana que viene me busque más temprano. El se disculpa apenado, tomándome de la mano y nos despedimos de la señorita Miller.

—¿Cómo te fue hoy, princesa?—Me pregunta mientras caminamos por los pasillos de la escuela.

—Bien, en la clase de arte pinté algo y la señorita Brown me felicito, dijo que cada vez lo hago mejor.—Dije con orgullo, llevándome la mano al pecho con dramatismo, sabiendo de primera mano que yo era la mejor de mi clase.

Mi padre sonríe, pero puedo notar en su mirada cierto dolor, no entiendo que le pasa o que hice para que reaccionara de esa manera, aún así me dice lo orgulloso que está de mí y pronto salimos de la escuela. Afuera está aparcado su auto, me abre la puerta y antes de que pueda sentarme aparta unas cajas y carpetas llenas de documentos para hacerme espacio.

Me gusta pasar el tiempo con mi papá, es tan atento y siempre me escucha. Por eso siempre espero con ansias los viernes por la tarde, por que de esa manera pasaré todo el fin de semana a su lado. El camino a su apartamento lo pasamos hablando, o cantando canciones que sonaban por la radio. Me pregunta sí me gustaría cenar hamburguesas esa noche y yo casi salto sobre mi asiento de la emoción, asintiendo con entusiasmo. Papá usualmente no me dejaba comer comida chatarra, pero se notaba que ese día estaba feliz de verme.

El lucía cansado, tenía ojeras y le había crecido un poco la barba, pero aún así me sonreía como si fuese su tesoro más hermoso, y me pregunté mentalmente si el estaba durmiendo y alimentándose bien estos días.

—Más tarde vendrán de visita Stan y Kenny,—Me avisa y yo me alegro aún más.—Así que si quieres podemos ver alguna película juntos—Me propone.

—¡Sí!—Suelto un gritillo de emoción. Stan es el mejor amigo de mi papá y Kenny es un amigo que tienen en común mis padres. Yo por cariño los llamo 'tíos', a pesar de que no lo son, aún así es un hecho que Stan es mi padrino.—¡Podemos ver Paddington!—Exclamó, me encanta la película a pesar de ser vieja y ya haberla visto muchas veces, y sé que a mi padre no le importa verla otra vez conmigo.

Lo veo sonreírme por el retrovisor, a lo lejos se pueden ver unos grandes edificios, nuevos en el pueblo y con arquitectura moderna, ahí vivía mi papá. Se había mudado unos meses atrás, al parecer quedaba más cerca de su oficina. Nunca comprendí porqué no nos mudamos con él, y simplemente un día mis padres me sentaron en la sala para decirme que solo podría verlo los fines de semana, desde entonces los cosas han sido así.

ayudando a papá | kymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora