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NIKOLAI MCKINNON SIEMPRE SUPO QUE EL MUNDO EN EL QUE VIVÍA no era realmente para el. Pero eso no importo los primeros años de su vida, pues tenía a su hermana mayor para enfrentar todo juntos.
Simone era todo su mundo y felicidad. Donde algunos vieron la ausencia de su padre el solo podía ver sus noches de desvelo y libros, abrazos y amor en los momentos más suaves de su vida o los más extraños que compartió solo con ella; cómo cuando un caballo con alas lo siguió por más de cuatro cuadras o el día que estuvo seguro de que los rayos de una tormenta intentaban alcanzarlo. Esos recuerdos que atesorará por siempre y resguardaría en una caja secreta por muchos años.
"Algún día llegaremos a ese mundo al que pertenecemos, juntos"
Pero ese día no llego, no como el había soñado cuando era niño.
Cuando Nik tenía apenas seis años un policía tocó a la puerta y le regaló su gorra mientras esperaba a la llegada de su padre, August McKinnon. La escuela de Simone se había incendiado. Como era de esperarse para sus conocidos, la reacción de August a la muerte tan repentina de su hija fue sumirse en su propio dolor, alcohol y fiestas, dejando solo y desamparado a su hijo. Tan solo un año después el pequeño decidió salir a encontrar su mundo, totalmente solo.
En su curiosa aventura el pequeño descubrió muchas cosas, como que los dioses griegos eran reales, al igual que sus monstruos de pesadilla y hermosas criaturas, incluso que el era hijo de alguna diosa. Con la ayuda de sus nuevos amigos encontrar el camino hacia su mundo resulta más llevadero hasta el momento de la verdad, donde lamentablemente Thalia Grace dio su vida a cambio de las suyas.
Ese fue el principio de más problemas, entre ellos el hecho de que es hijo nada más y nada menos que de Hera, la mismísima diosa del matrimonio. Y claro, su familia materna era todo un drama, donde su única manera de sobrevivir era hacer lo que fuera necesario para superar a sus sobrinos y con suerte, estar a la altura de las expectativas de su madre y merecer su amor.
