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P.O.V DRACO

Resople lleno de frustración cuando una vez más el caldero brillo con un humo de color neutro, otra vez, no estaba embarazado. Me dejé caer en el sillón del cuarto de pociones conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir.

¿Porqué era tan complicado salir embarazado?

¡Los adolescentes solo se miran y ya están preñados!

¿Porqué yo no puedo?

Yo solo quiero un bebé y pareciera que el mundo está decidido a no dejar que eso pase, y no es porque algo estuviese mal con mi cuerpo, para nada, todos los medimagos especialistas me revisaron, todo estaba en completo orden con mi cuerpo, dijeron que siguieramos intentando, que quizás solo fuéramos una de esas parejas que tardan en poder quedar embarazados.

Eran en momentos como este que me gustaría ser un Weasley, esos se reproducen con la facilidad de un conejo.

Y también sería más fácil si no fuera el único en la relación que quiere tener un bebé ahora.

—Maldito cara rajada, ¿Estás usando un hechizo anticonceptivo, verdad? — mascullo en la soledad del cuarto de posiones.

Jugué con mi anillo de matrimonio haciéndolo rodar en mi dedo anular, la preciosa joya dorada me hacía recordar siempre el cómo había llegado hasta ahí:

Una vez terminada la guerra contra el señor oscuro, las cosas lentamente se pusieron nuevamente en orden, sus seguidores fueron capturados y sentenciados a muerte por los atroces crímenes realizados contra la comunidad mágica, destino que mi padre, Lucius, también iba a enfrentar, Pero se salvó entregando en bandeja de plata a sus compañeros a cambio de qué su sentencia fuera estar en Azkaban, se podría decir que de no ser por él, no hubieran encontrado a todos los mortífagos que habían logrado escapar.

Yo mismo había ido a juicio, en dónde varios factores jugaron a mi favor, mi edad, mi madre, y me cuesta admitirlo, el cara rajada. Todos ellos abogaron por mi libertad, Pero fué el testimonio del cara rajada lo que hizo que me dejarán libre.

—"Él me ayudó" — declaró Harry ante el jurado mágico — Lucius es quién lo obligó a estar del lado de Voldemort.

—Es solo un muchacho — suplicó mi madre — puede emendar sus errores, denle la oportunidad para arreglarlo, él solo actuó bajo las ordenes de Lucius — cerró sus ojos con dolor — y yo que no hice nada por detenerlo.

Luego de eso el consejo mágico me declaró culpable por mis acciones y mi participación en la guerra pero en vez de acabar con mi vida, o enviarme a Azkaban, declararon que yo debía de servir al mundo mágico en compensación y en vista de ser un menor de edad todavía.

Las cosas lentamente comenzaron a tomar su rumbo normal, los muertos fueron honrados y despedidos según las tradiciones de sus familiares, y las clases comenzaron otra vez, yo era prácticamente un paria, incluso los de mi propia casa me tenían cierto recelo, los profesores no me quitaban el ojo de encima, era algo agobiante, Pero no los culpaba.

Empecé a esconderme en la torre de adivinación, o lo que quedaba de ella, nadie iba ahí, ¿Para qué? No había nada interesante, solo un salón en ruinas.

Fué un día en el cuál estaba ahí escondido, que el cara rajada se presentó ahí.

—¿Qué quieres? — dije, deseando que el "héroe" se fuera a otra parte.

Él sonrió — Quería verte.

—¿Para qué? ¿Burlarte del jóven mortífago?

—No te llames de ese modo — me reprendió con suavidad.

Con una mueca en mis labios levanté mi túnica dejando al descubierto la marca permanente en mi brazo —¿Acaso podré tener un nombre diferente alguna vez? Yo no lo creo

Harry se veía serio. —Malfoy no eres un mortífago, nunca quisiste seguir a Voldemort — dijo — te obligaron a hacer cosas que no querías, no eres inocente, Pero tampoco eres culpable de ser solo un muchacho manipulable.

—¡Yo no soy manipulable! — me sentía ofendido, porque era en gran parte, verdad — más manipulable eres tú, cerdito para el matadero.

La reacción que esperaba era la habitual, nos insultabamos para luego pelear y cada quien castigado otra vez, así que me sorprendió mucho ese día, que el niño que vivió, sonriera y se sentará junto a mí.

—Estos son recuerdos de mierda, qué no les vamos a poder contar a nuestros hijos, ¿Verdad Malfoy?

Una sonrisa tiró de la comisura de mi labio — No si quieres dejarlos traumatizados de por vida, Potter.

Y eso fué todo, después de eso comenzamos a frecuentar el mismo sitio, día tras día, hasta que lo inevitable sucedió, y nuestras peleas finalmente se convirtieron en besos y palabras llenas de ese amor que sentían desde años atrás. Una vez nos graduamos todo fué prácticamente un camino cuesta arriba, Harry se convirtió en Auror, la comadreja igual, Hermione en ministro, y yo en profesor de pociones, nadie esperaba eso y sinceramente yo tampoco, pero era un buen trabajo y también una buena manera de pagar el daño causado. Y se le daban bien las posiones.

Estaban en vacaciones, así que no tenía mucho que hacer mas allá de obsesionarme con la idea de tener un bebé.

—Señor.

—¡Joder! — grité cuándo Dobby apareció frente a mí, vistiendo distintas prendas de diversos colores que presumían su libertad. — ¡Dobby no aparezcas así!

—Lo siento señor Potter — río el elfo — pero el señor Harry Potter me envió a qué le avisará que hoy no llegará temprano a casa, surgió una emergencia en el trabajo.

Maldita sea — Está bien, dile que no se preocupe, mensaje recibido.

Esperé a que dobby se fuera, Pero el elfo no parecía querer irse.

—¿Algo más que debas decirme?

—¿Aún no hay un bebé Potter?

El recordatorio de mi mal humor solo lo empeoró todo — No, no lo hay — musite entre dientes.

— Oh, qué lástima — el elfo parecía genuinamente afligido. — ¿El señor Potter no puede embarazarse?

—¡Sí que puedo! — grité — ¡Pronto habrá un bebé, ya lo verás! Ahora vete, que me pones de mal humor.

El elfo desapareció con un chasquido de sus dedos, dejándome otra vez solo.

—Sé que estás haciendo algo para que no esté embarazado, Potter — gruño — Pero no voy a seguir dejándote lo más fácil.

Si cara rajada estaba haciendo algún hechizo para evitar un embarazo, tengo que encontrar la manera de que no pueda lanzarlo. Lo siento Potter, Pero yo quiero un bebé, y lo quiero este año.

Draco quiere un bebé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora